miércoles, 25 de marzo de 2015

A lo hecho, pecho



Vamos a sacar pecho, como suele decirse,  para diseccionar la anatomía de la palabra pecho, precisamente, y sus derivados y compuestos.  Procede, como se sabe, del latín PECTUS PECTORIS, sustantivo de género neutro.  Notamos, lo primero de todo, que en las lenguas hermanas pasa a ser masculino (salvo en francés, donde es femenino). Así tenemos peitto en gallego y en portugués, pit en catalán, petto en italiano, piept en rumano, peitz, pietz y pech, en provenzal, la lengua de los trovadores, y en la lengua de Molière poitrine, término que deriva de una forma popular PECTORINA,  procedente de la raíz PECTOR-, que ha sufrido el rotacismo o conversión de la /s/ silbante en /r/ al quedar entre vocales.


Repasemos algunas expresiones populares castellanas donde aparece la palabra “pecho”, como, por ejemplo, el castizo refrán “a lo hecho, pecho”, donde pecho está por ánimo, lo que quiere decir que hay que afrontar los hechos con responsabilidad y alegría, encararlos y no darles la espalda. Tomarse las cosas muy a pecho, sin embargo, denota no sólo interés y empeño, sino también una actitud tremebunda, pues si nos tomamos las cosas demasiado a pecho podemos llegar a indignarnos demasiado por nimiedades. Otra expresión muy popular es “entre pecho y espalda”, sinónima de “en el estómago”, en frases como “se metió entre pecho y espalda un cocido lebaniego con toda la sopa y todo el compango”. También puede uno pegarse una pechada de algo, lo que sería algo así como un empacho, un atracón o un gran esfuerzo.


Es conocida la expresión “ser hombre de pelo en pecho” que indicaba que un hombre era muy varonil en una época en que no estaba extendida la depilación masculina y era proverbial aquello de “el hombre y el oso cuanto más feo, más hermoso”. Se ha popularizado últimamente la expresión “pecho lobo” para eso mismo, para decir que un hombre tiene vello en el pecho o para ridiculizarlo si no lo tiene. Ir a pecho descubierto es otra expresión que significa ir sin armas defensivas ni una coraza que nos proteja. La palabra en plural es sinónimo de tetas o mamas, como en  “criar un niño a los pechos”, pero también en  singular en “dar el pecho”.


En cuanto a los derivados, cojamos la palabra por la pechera, que es la parte de la camisa y otras prendas que cubre el pecho, o cualquier lienzo o paño con que se abriga éste, y veamos que con ella nos tapamos la pechuga, que además de ser el pecho de las aves dividido en dos, es, coloquialmente, el pecho humano. Y de esta palabra viene el vocablo apechugar, que significa empujar con el pecho, pero también coloquialmente  apechar o sea afrontar, como en la manida frase “hay que apechugar con las consecuencias”. Y es que apechar es cargar, por ejemplo,  con las responsabilidades, hacerles frente, encararlas, y no darles la espalda. 


Entre los compuestos, tenemos antepecho que entre sus varios significados, es un pretil o baranda que se coloca para poder asomarse en las alturas sin peligro de caer. Por cierto que pretil, la palabra  utilizada en la definición,  es un derivado de PECTORILE, que, como se ve, procede también de PECTUS PECTORIS. 


Otro compuesto es repecho, donde el prefijo re- tiene un sentido de oposición, y por lo tanto sugiere que algo, generalmente una dificultad, se le pone al pecho por delante,  por lo que se suele denomianr así a una cuesta bastante pendiente, como muy bien saben los ciclistas. Así en esta declaración de Contador, uno de los más notables, por ejemplo: "Teniendo en cuenta que era un repecho de 1,8 km,  he hecho un gran trabajo".


Cultismos de la raíz PECTOR son los pectorales, como se denominan los músculos del pecho,  y el verbo expectorar, que propiamente significa expulsar las flemas y secreciones acumuladas en el pecho


El pechicolorado, pechirrojo o petirrojo, que de las tres formas se puede decir, es un pájaro con el pecho de color rojo vivo, como su nombre indica.



A través del italiano petto, nos viene, con simplificación de las dos consonantes iguales y seguidas, peto,  que era la armadura del pecho (la coraza estaba compuesta de peto y espaldar) pero también una prenda sin más que cubre el pecho, y los compuestos  parapetar y parapeto, que evoca el muro o baranda que sirve para evitar caídas en escaleras y puentes, pero también el terraplén que en las trincheras protege el pecho de los soldados.


Pero el derivado más curioso, tanto que parece difícil a primera vista de relacionar con esta parte del cuerpo, es la palabra “apretar”, que procede de appectorare, que en principios significaba “arrimar algo al pecho y estrecharlo. Appectorare evoluciona de la siguiente manera: appectorar, por apócope de /e/ final en los infinitivos;   apectorar, tras la simplificación de geminadas; apetorar, por la asimilación de /c/ a /t/ y posterior simplificación de las dos /t/;   apetrar, por síncopa de la /o/ pretónica, y finalmente  apretar, por metátesis del sonido /r/. Y de ahí vienen todos nuestros aprietos y apretones  que tanto nos apretujan. Y también, claro está, el adjetivo prieto, con el significado de apretado y espeso. 



No todas las palabras que acaban en -pecho, sin embargo, proceden de PECTUS y tienen algo que ver con esa parte de nuestra anatomía de la que estamos tratando, como podría parecer a primera vista. Un ejemplo muy claro es despecho, que, aunque puede ser un sinónimo coloquial de “destete”, este uso está ya muy restringido en español oficial contemporáneo. En la acepción más extendida, despecho significa desprecio o menosprecio, como se ve en las locuciones a despecho de (a pesar de)  o cuando decimos  obrar por despecho. Procede del participio latino DESPECTUS, del verbo DE-SPICERE, que propiamente significa mirar algo desde arriba y de ahí mirar por encima del hombro y por lo tanto desdeñar, como se ve en el cultismo despectivo. Este DESPECTUS está relacionado con RESPECTUS, del verbo RE-SPICERE, que quiere decir mirar hacia atrás, volver a mirar, lo que implica una actitud de cierta consideración y respeto,   donde el grupo /ct/ sigue otra evolución: no palataliza en /ch/ sino que el sonido /c/ se asimila a /t/ y posteriormente se simplifica, por lo que desemboca en respeto, es decir, en miramiento, como cuando campa alguien por sus respetos aunque, por la vía culta, siempre conservadora porque es la vía escrita,  se mantenga el grupo en respectivo; y también con ADSPECTUS, del verbo AD-SPICERE mirar hacia, admirar, donde se ha conservado el grupo /ct/, como en aspecto, que es sinónimo de apariencia, y en PROSPECTUS, de PRO-SPICERE, mirar antes, examinar algo con vistas al futuro, y en SU-SPECTUS, de SUB-SCIPERE, propiamente mirar por debajo de las apariencias de una realidad dada lo supuestamente oculto, de donde vienen nuestra sospechas y suspicacias. 

Nos encontramos en el campo semántico de *SPICERE, reforzado en época clásica por el frecuentativo SPECTARE, que es el verbo latente, el verbo "mirar": de ahí espectador, especie, espécimen, espejo y espectro, circunspección o cuidado cuando miramos a nuestro alrededor, prospección, cuando miramos hacia delante,  inspeccción, cuando miramos hacia adentro, y expectativa, cuando miramos con esperanza hacia afuera; estamos ante el verbo que caracteriza a nuestra sociedad, la sociedad del espectáculo, como bien supo ver el llorado Guy Debord, padre del situacionismo,   y ante la sociedad de las muchas expectativas o miras puestas en un futuro esperanzador,  pero nos estamos alejando mucho de la parte de nuestra anatomía donde habíamos puesto nuestras miras.



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