jueves, 25 de agosto de 2016

¿Necesitamos gobierno?

Durante mucho tiempo las fábulas grecolatinas de Esopo y Fedro, adaptadas por el arcipreste de Hita,  Iriarte, Samaniego o cualquier otro fabulista,  han servido de pasto para la educación de nuestros pequeños. Son relatos breves, generalmente en verso, protagonizados por animales, de los que se desprende una lección para la vida llamada moraleja. Quiero traeros aquí una, que me parece de gran valor educativo y que merece la pena conocer. Se trata de las ranas pidiendo rey (Fábulas esópicas, Fedro I, 2) y abre un viejo debate: ¿Es necesario que haya gobierno?



Floreciendo Atenas con leyes muy equilibradas,
la libertad turbó la ciudad desenfrenada
y el libertinaje quebrantó las viejas trabas.
Luchando entonces los partidos con sus bandas,
se apodera Pisístrato el tirano de la atalaya.
Al lamentar la gente su servidumbre amarga,
no porque él fuera cruel, sino por ser pesada
 a sus hombros toda carga, y al hacer demandas,
Esopo entonces les contó esta misma fabla:  
 Viviendo libres en sus charcos unas ranas
pidieron rey a Júpiter con gran bullanga,
que reprimiera a fondo, torpes, sus usanzas.
El padre de los dioses rió y les echó una tranca
no grande, que asustó, arrojada de golpe al agua,
con su meneo y ruido a la miedosa raza.
Yaciendo largo tiempo hundidas en la lama,
saca una el morro sin ruido un día de la charca
y, visto el rey, convoca a la nación de ranas.
Perdido el miedo, a porfía ellas van y nadan,
y salta sobre el tronco tropa descarada.
Habiéndolo manchado con total jarana,
mandaron otro a pedir a Júpiter monarca,
porque el concedido no valía para nada.
Entonces les mandó un endriago(1), que a dentelladas
comenzó a atacarlas una a una. En vano escapan
de la muerte  a penas; el miedo ahoga su garganta.
Así que a Mercurio en secreto a Júpiter le mandan
que socorra a las cuitadas. Pero el dios proclama
entonces: “Ya que no sufristeis la bonanza,
sufrid desgracia.”   (2)  "Ciudadanos, sufrid desgracia
también vosotros, dijo, no otra mayor os caiga".         

     
(1) Con “endriago” traduzco el “hydrum”, una hidra en el original de Fedro. El Arcipreste sustituye la hidra por una cigüeña “manzillera” (matadora, carnicera) que se comía a las ranas de dos en dos porque era ventenera, es decir, probablemente “venternera”, de vientre:  glotona y tragona. 
Enbióles por rey çigüeña manzillera:
çercava todo el lago, ansí faz' la ribera,
andando picoabierta; como era ventenera,
de dos en dos las ranas comía bien ligera.

(2) La moraleja del Arcipreste no tiene pérdida:
 Quien tiene lo que l' cunple, con ello sea pagado,
quien puede seer suyo, non sea enajenado;
el que non toviere premia, non quiera ser apremiado:
libertat e soltura non es por oro conprado.
 

2 comentarios:

  1. Vamos a terceras elecciones y no tenemos gobierno. Tampoco es que los candidatos expongan medidas efectivas como pudieran ser, desde mi punto de vista, establecer un Estado laico y republicano o introducir medidas que favorezcan el Estado de Bienestar, que ya brilla por su ausencia en España, y, desde luego, dejar al margen parte de las medidas que intenta implantar la maravillosa Troika. Por ello, siempre que pienso en el "gobierno idóneo" se proyectan en mi mente las figuras de Cincinato y Maquiavelo.
    La tesis del pensamiento maquiavélico se centra en que la razón de Estado es superior a la razón moral. El sometimiento, la división, la ambición o el interés propio, tienen cabida en la política del poder. La política siempre será lo primero para los maquiavelistas, por encima de la ética y la moral.
    Creo que se debería hallar una equidad entre ética,moral y la razón de Estado. Pero esto parece no tener cabida en este país. En síntesis, creo que el gobierno es necesario siempre y cuando haya unos políticos preparados que tengan en sus programas principios éticos y políticos. Sin embargo, si nuestra clase política sigue así.... ¡viva la anarquía!

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  2. Muy oportuno el traer a cuento la actualidad española, y muy oportuna la reflexión que haces. El problema de la incompatibilidad entre la ética y la política parece irresoluble. Yo me quedo con lo del arcipreste: el que non toviere gobierno (premia dice él, o sea, opresión, sujeción, cadena), non quiera ser gobernado. Gracias por el comentario.

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