Algo
nos rechina y no sólo hiere el oído sino que incluso nos repugna y
ofende al corazón en lo que canta esta jota titulada “Te quiero,
morena” con música de José Serrano, y letra de Arniches y García
Arias, incluida en la zarzuela, más propiamente "Humorada
cómico-lírica en un acto, El
trust de los tenorios", que compara el amor que el baturro siente por
una mujer zalamera y morena, baturra como él, con el amor que se
siente no ya por una madre, lo que sería comprensible, sino por la
gloria y aun por el dinero, haciendo que rimen “dinero” con “te
quiero”. Algo nos suena a falso en esta declaración de amor. Algo
nos dice que ese amor no puede ser verdadero ni bueno. La letra de la
jota sería mucho más noble si dijese “te quiero más que al
dinero”, pero no dice eso, sino todo lo contrario: “Te quiero...
como se quiere al dinero”.
¿Cómo se puede querer a alguien “como se quiere la gloria” “como se
quiere al dinero”? ¿Cómo se puede comparar el amor humano hacia
una madre, o hacia una mujer de boquita de rosa y de risa zalamera y
de ojos en la cara con el amor descarnado y abstracto a la gloria o
al dinero? Así dice la letra de esta jota aragonesa, en interpretación del tenor Plácido Domingo:
Te quiero, morena,
te quiero
como se quiere la gloria,
como se quiere al dinero,
como se quiere a una
madre,
te quiero.
Me muero, baturra,
me muero
por tu boquita de rosa,
por tu reír zalamero,
por los ojos de tu cara,
me muero.
Es la jota
que siempre canté,
la sal de mi tierra,
y ¡olé! ¡olé!
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