l.- Placeres de Baco y Afrodita: el olvido del mundo y el amor.
Comienzo por tres dísticos
elegíacos de hexámetro y pentámetro dactílicos en los que el poeta nos exhorta, ante la constatación de la muerte inevitable, a gozar del vino,
que nos hará olvidar precisamente nuestra condena a muerte, y los
placeres afrodisiacos del erotismo.
Es forzoso morir a toda persona, y ninguno
hay mortal que a vivir sepa mañana si va.
Hombre, teniendo lo cual muy presente, date contento
con el divino licor que hace la muerte olvidar.
Goza también de Afrodita, viviendo tu efímera vida;
Y resolver lo demás déjalo todo al azar.
2.- La farsa de la
vida.
Farsa la vida toda y comedia, o aprende teatro
sin pensártelo más, o sobrelleva el dolor.
(A.P. X, 72)
Así lo tradujo al latín en versión rítmica Samuel Johnson:
Vita
omnis scena est ludusque; aut ludere disce
seria
seponens, aut mala dura pati.
3.- De la condición
humana, contra Platón.
Hombre, si tienes recuerdo de cómo tu padre te hizo
cuando te concibió, deja tu grandiosidad.
Pero Platón te infundió delirando tufos, diciendo
que eras inmortal y un “vegetal celestial”(1).
Hecho de barro estás. ¿Qué más crees? Así lo diría
uno adornándotelo con muy solemne expresión;
pero si buscas la fórmula exacta, de una lujuria
irreprimible estás hecho y de lefa vulgar.
(1) Alusión a Platón,
Timeo, 90 a
4.- Nacidos para
morir.
Todos somos criados para la muerte y cebados,
cual porcina grey que hay que matar sin razón.
(A. P., XI, 381)
5.- Misoginia.
Toda mujer es hiel,
pero tiene dos buenos momentos:
uno en el lecho
nupcial, otro en el lecho mortal.
Este tremendo epigrama misógino
fue imitado por el poeta inglés Ezra Pound, que hizo la siguiente versión:
Woman? Oh, woman is a
consummate rage,
but dead or asleep,
she pleases.
Take her. She has two
excellent seasons.
6.- La virtud del
silencio.
Todo patán, si se calla, resulta muy sabio, ocultando
su pensamiento como un vergonzosísimo mal.
(A.P. X 98)
Así lo tradujo al latín en versión rítmica Samuel Johnson:
Cum
tacet indoctus, sapientior esse uidetur,
et
morbus tegitur, dum premit ora pudor.
7.- La divina Hipacia.
A pesar de la misoginia que hemos
visto en un epigrama anterior, destaca este otro, el núm. 400 del libro IX de
la Antología, compuesto por cinco trímetros yámbicos, dedicado a Hipacia,
la famosa filósofa y matemática neoplatónica, que murió a manos de una horda de
monjes fanáticos, popularizada entre nosotros gracias a la espléndida película Ágora
de Alejandro Amenábar. La última científica del mundo antiguo fue
desgraciadamente contemporánea del obispo Cirilo, perseguidor de las creencias
paganas, judías y heterodoxas cristianas. Condenada al martirio, murió en 415 ó
416, asaltada por las turbas fanáticas cristianas envalentonadas por Cirilo, en
las que iban varios monjes; desnudada en la calle, arrastrada a una iglesia y
allí asesinada en nombre de la nueva fe.
Al verte, a ti me inclino yo y a tus razones,
pues veo la constelación de Virgo astral;
porque en el cielo el fruto está de tu labor,
divina Hipacia, de razones esplendor,
brillante estrella de ilustrada educación.
(A.P. IX, 400)
8.- La lección del
maestro Epicuro
Más que la muerte per se, es el
temor de la muerte, como reconoce el poeta alejandrino, con un talante epicúreo
y hedonista, lo que envenena la vida humana. Una de las buenas cosas que se logran con la muerte es, precisamente, dejar de tenerle miedo.
Es el temor de la muerte tormento muy doloroso;
pero el mortal, al morir, gana librándose de él.
No por cierto solloces por el que abandona la vida;
pues después de morir no es sufrimiento lo que hay.
(A.P. X, 59)
9.- La vida es
sueño
Curiosamente encontramos aquí el tópico de la vida es sueño, desarrollado entre nosotros por Calderón, y formulado ya por nuestro poeta alejandrino en el verso tercero del poema: "imaginando que es un sueño nuestra vida": óneiron... eînai tòn bíon". Reparad en las resonancias de las palabras griegas: onírico, biológico...
¿Sin morir vivimos sólo acaso en apariencia,
amigos griegos, en desgracia hundiéndonos,
imaginando que es un sueño nuestra vida?
¿O vivimos, cuando llega al fin la vida ya?
(A.P.X. 82)