viernes, 27 de abril de 2018

Dos epitafios griegos

Tumba de niño: El epigrama de Luciano de Samósata, del siglo II de nuestra era, si es de él, que no es del todo seguro, incluido en la Antología Griega V 308, está dedicado a un niño de cinco años llamado Calímaco, que se despide del mundo diciendo que no lloremos por él: si vivió poco también sufrió poco. 


Niño de cinco años de edad, sin miedo en el alma,

 vino a buscarme, feroz,     muerte, a Calímaco, a mí. 

 Mas por mí no llores, pues poco yo de la vida

 supe,  y poco también     supe del mal de vivir.

Tumba de viejo: Se trata de un epigrama anónimo, incluido también en la Antología Griega VII 309, de fecha incierta, quizá del siglo III antes de nuestra era, según Marguerite Yourcenar,  que escribe que es muy del gusto de Calímaco y que lo convierte en el epitafio de un misántropo, es decir de alguien que odia a la humanidad y su organización social basada en la familia,  y así lo traduce al francés, despojándolo de sus coordenadas de nombre propio, lugar de nacimiento y edad para darle validez universal:  Je suis mort sans laisser de fils, et regrettant / Que mon père avant moi n'en eut pas fait autant. En alejandrinos castellanos vendría a ser algo así:  He muerto sin dejar hijos, y lamentando / que no hubiera mi padre hecho antes otro tanto. 


  Yazgo aquí, sesentón, Dionisio de Tarso, soltero. 
 ¡Ah si lo hubiera, ojalá,     sido mi padre también!

miércoles, 25 de abril de 2018

Dos chistes y una tira cómica sobre la obligación de ir a la escuela

La maestra anuncia a toda la clase: -Hoy vamos a tratar una nueva unidad didáctica:  la Educación Sexual. Una niña alza rápidamente la mano y pregunta: -¿Podemos salir al recreo, señorita, las que ya follamos?



(Frente al terminajo pedagógico que utiliza la maestra de “unidad didáctica” para impresionar a su auditorio infantil con su jerga pseudoespecializada que sustituye a los tradicionales “lección” o "clase", la alumna emplea con desparpajo una palabra vulgar, popular,  que recién pronunciada provocará la irrisión general, y será tachada de malsonante e impertinente por la profesora, que corregirá inmediatamente a la deslenguada discípula por su expresión soez con eufemismos y paráfrasis cultas como “mantener relaciones sexuales”, "practicar el coito" o, más ridícula aún, “hacer el amor”. Pero la gracia del chiste reside en que lo que pretende enseñarles la maestra bajo el campanudo título políticamente correcto de “educación sexual” es algo que esta alumna y algunas amigas más, por el uso que hace del plural, ya saben y por lo tanto resulta superfluo que la señorita pretenda explicárselo y darles consejos sobre cómo se hace o se deja de hacer,  por lo que pide que se las dispense de la clase y se las deje salir al patio... Ella y sus amigas, que ya saben lo que es eso tanto en la teoría como en la práctica, no tienen ningún interés por la aburrida monserga pedagógica que las espera de la profesora, y lo que quieren, en el fondo, es librarse de la reclusión escolar siquiera momentáneamente, salir de la ominosa aula al patio y aire libre y a un recreo que todavía no ha sido catalogado como "activo" ni como "segmento de ocio" y del que aún se puede disfrutar libremente sin estar bajo vigilancia tutelada). 


Esa misma maestra, vamos a suponer, progresista y comprometida con la mejora de la educación, más preocupada de hecho por educar que por enseñar a sus alumnos y alumnas, que, por su parte, no aprenden nada que no supieran ya, como hemos visto en el caso anterior, pasa una encuesta bienintencionada un día a toda la clase donde alumnos y alumnas, como dicen ahora para visibilizar innecesariamente el género gramatical femenino, pueden expresar libremente por escrito porque es anónima su opinión sobre cómo les gustaría que fuese la escuela del futuro en sus mejores sueños, y cómo se la imaginan en su perfección ideal más cumplida y acabada, Jaimito responde sin dudarlo mucho de viva voz: “Cerrada a cal y canto, señorita”. 

 Tira cómica de Bill Watterson, de la serie Calvin y Hobbes


Calvin, el entrañable personaje de la tira cómica Calvin & Hobbes de William "Bill" Watterson y alter ego infantil del autor, exclama cuando esperaba en la parada la llegada del bus escolar que sería una gran sorpresa que el autobús que él está aguardando como todos los días de lunes a viernes y que parece que se retrasa un poco más de lo habitual explotara de repente y desapareciera por arte de magia y combustión espontánea y así él se viera libre por lo tanto de la obligación de tener que ir al colegio como la res que es transportada al matadero para su sacrificio e inmolación... Lo dice bien alto, como para que la Divina Providencia que todo lo ve lo oiga también allá arriba en las alturas, pues parece que está sorda como una tapia y a veces hay que chillar por si acaso no se entera, igual que a la abuelita... Calvin, no quiere ir a la escuela, no porque no le guste aprender, que no le disgusta ya que es un niño inteligente y despierto, sino porque precisamente en la escuela no se aprende absolutamente nada que no sea la obediencia ciega a lo que está mandado, a la rutina de los horarios y calendarios escolares establecidos que dividen el tiempo en ocio y trabajo, lectivo y no lectivo, cara y cruz de la misma moneda.


Pero esa sorpresa que Calvin desea que suceda no va a cumplirse, precisamente porque aun en el caso de que aconteciera ya no sería tampoco ninguna sorpresa que pudiera cogerle desprevenido. Ya no sería algo inesperado y sorprendente. Ya lo cantaba Radio Futura: "Nunca se puede saber / lo que va a ocurrir mañana / salvo que al fin de semana / sigue un lunes otra vez." La sorpresa consistiría en que el fin de semana fuera realmente el fin de la semana, como su nombre indica, el fin de los siete días cuyos nombres recuerdan respectivamente a la Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno, modificado entre nosotros por el término judaico del Sabat, séptimo y sabático día de la semana judía, y al Sol, que pasó a llamarse día del Señor, semana que adaptaron los cristianos para imponérsela al universo mundo. La sorpresa sería que al domingo no le sucediera un lunes. Pero la semana laboral ya existía cuando Dios creó el mundo y lo puso en marcha.  La reflexión de Calvin viene a decirnos que todo lo puede el Señor menos que un lunes deje de ser lunes, aunque no por eso vamos a dejar de desearlo vivamente en el fondo de nuestro corazón. 


Lo que quieren Calvin, Jaimito y la niña contestataria en definitiva es algo que va a chocar con la dura realidad y que formulado en el lenguaje infantil del niño que todavía no ha aprendido bien algunas reglas gramaticales es: “Que no haiga escuela nunca más”. Recordemos a Ivan Illich: "Para la mayoría de los seres humanos, el derecho a aprender se ve restringido por la obligación de asistir a la escuela".

viernes, 20 de abril de 2018

Meleagro sobre el alma y el amor

El breve epigrama de Meleagro de Gádara (Antología Palatina, V, 57) compuesto por un dístico elegíaco -sólo un par de versos-  dedicado a Eros, o sea, a Cupido, que es la personificación divinizada del Amor, presenta una curiosa polisemia que puede pasarnos desapercibida en las traducciones actuales si no prestamos atención al texto original.

La traducción en prosa inglesa de W. R. Paton publicada en la Loeb Classical Libray en 1920 dice: Love, if thou burnest too often my scorched soul, she will fly away; she too, cruel boy, has wings. Lo que literalmente es: Amor, si abrasas muy a menudo mi chamuscada alma; huirá volando, ella también, niño cruel, tiene alas.

La traducción francesa, también en prosa, de Pierre Waltz, publicada por Belles Lettres en 1960, presenta por su parte: Si tu brûles trop souvent une âme qui voltige autour de toi, elle s' enfuira, Éros; elle aussi, méchant, elle a des ailes. En castellano: Si quemas muy a menudo un alma que revolotea a tu alrededor, ella huirá, Eros; ella también, malvado, tiene alas.

  
La edición de Waltz incluye en el aparato crítico la propuesta de lectura de Hecker, que consiste, a mi modesto parecer acertadamente, en entender πυρί (fuego) en lugar de περί (alrededor), ya que no está claro qué es lo que escribió realmente y quiso decir el poeta. La diferencia de interpretación sería “que nada en el fuego” o “que nada alrededor”. 

La traducción española de Manuel Fernández-Galiano, publicada por Gredos (Madrid, 1978) en su Bibliteca Clásica, núm. 7, omite la alusión explícita al alma, y la sustituye por la falena, que es un tipo de mariposa: La falena que en torno a ti gira, si tanto la quemas, / se te escapará, Eros; también ella tiene alas. En nota aclaratoria el traductor explica: "En griego la misma palabra significa a la vez mariposa o falena y alma: la mariposa gira en torno al amor atraída por él, pero si los tormentos del amante son excesivos, si el fuego quema demasiado, el alma escapará de la tentación.". 

En las traducciones inglesa y francesa señaladas no se entiende muy bien que se diga que el alma también tiene alas como el propio dios Amor. Ahora bien, la traducción francesa presenta a pie de página una nota aclaratoria, que es que la palabra griega ψυχή significa a la vez alma y mariposa, por lo que el poema, dada la polisemia del término, quiere decir no que el alma tenga alas en sentido figurado, sino que la mariposa o polilla, como prefiero yo, las tiene. La diferencia entre polilla y mariposa es que la polilla es nocturna, como el amor, mientras que la mariposa es diurna. Una traducción más acorde con el original debería decir: “Si quemas, Eros, muy a menudo a un alma que revolotea (o nada) a tu alrededor (o en tu fuego) como una mariposa, huirá de ti; ella también, malvado, tiene alas”. Lo que en un dístico elegíaco castellano podría ser algo así.

Mi alma, polilla en tu fuego, Amor, si tanto la abrasas,
cruel, huirá; también     saben sus alas volar.

Amor guiando a Alma con su antorcha, Mitreo de Capua antigua.

Las representaciones gráficas de Eros y Psiqué, o, si se prefiere traducir los nombres,  de Amor y Alma, le plantean al artista un problema: o representa a Psiqué como una bellísima joven, como en el cuento de Apuleyo, o como una mariposa, o en un compromiso entre ambas imágenes como una muchacha alada como mariposa.

En el mitreo o templo consagrado al dios Mitra de Capua antigua (Santa Maria de Capua Vetere, en la Campania italiana) se ve un relieve en mármol, encastrado en la pared, que representa a un Cupido/Eros desnudo y alado con una antorcha en su mano izquierda, que, sin el arco y las flechas que tanto le caracterizan en otras iconografías, toma con la diestra a Psiqué, que por su parte, ataviada con un largo vestido transparente, cuya cola recoge con la mano derecha, dispone de dos pares de alas, dos anteriores y dos posteriores, a sus espaldas como las de una mariposa. Las dos figuras pueden tener aquí un significado místico en que el Amor ilumina al Alma en su viaje al más allá, lo que explicaría su aparición en un monumento fúnebre, pero en el epigrama de Meleagro que nos ocupa, Amor no ilumina sino que abrasa el alma con el fuego de su pasión.

 Mosaico romano (siglo III-IV de nuestra era) Antioquía (hoy Antakya, Turquía)

En el Canto X del Purgatorio de la Divina Comedia (versos 121-126), Dante Alighieri se hace eco de la metáfora del alma como mariposa (angelica farfalla), que se convierte en un símbolo de inmortalidad: O superbi cristian, miseri lassi, / che, de la vista de la mente infermi, / fidanza avete ne' retrosi passi, /  non v'accorgete voi che noi siam vermi / nati a formar l'angelica farfalla, / che vola a la giustizia sanza schermi? Así traduce estos versos Abilio Echeverría en la edición de Alianza Editorial (Madrid, 1995): Oh soberbios cristianos, gente loca, / que atrás dais pasos en avance ciego, / pues que la ciega mente os equivoca, / ¿no veis que nuestra larva ha de ser luego / la mariposa angélica que no halla / mas que volando al Sumo Bien sosiego? En esta simbología, el alma que sale de su crisálida dejando de ser una larva sólo puede alcanzar la inmortalidad liberándose de la cárcel corporal que es su envoltura carnal, ideas que ya estaban en Platón. La polisemia de la palabra griega psyché se acentúa porque la letra griega psi por la que comienza la palabra Ψ podría representar, según algunos, una mariposa estilizada, por lo que para ellos la mariposa sería no sólo el símbolo del alma, sino también de la ciencia del alma que pretende ser la psicología. .




sábado, 14 de abril de 2018

La vendedora de rosas

Escribe Marguerite Yourcenar en el prólogo de “La Corona y la Lira”, su antología personal de la poesía griega antigua, que las traducciones que fue haciendo a lo largo de los años no eran para el público, sino para sí misma. Comprenden a ciento diez poetas distintos y doce siglos de poesía, la mayoría poco conocidos, ya que de los poetas consagrados  como Homero o Hesíodo sólo incluye algunos versos, poquísimos a decir verdad...
 

A la hora de hacer sus versiones al francés se planteó la eterna cuestión de si se puede traducir a un poeta en prosa. Se hace eco del argumento tradicional en contra del verso que es su escasa fidelidad al original. Las traducciones en verso, en efecto, suelen ser poco literales, porque las exigencias rítmicas de las lenguas no coinciden en absoluto. Ella, que va a decantarse sin embargo por la traducción en verso, aporta a su favor el siguiente argumento de Lafosse, un muy mediocre poeta francés del siglo XVIII según la autora, pero muy juicioso sobre el tema que nos ocupa. Dice así: Digo más, y es una verdad que no temo que se me refute: los versos no deben traducirse más que en verso. No sabríamos ponerlos en prosa, por muy excelente que sea nuestra prosa, sin hacerles perder mucha de su fuerza y de su encanto. Un poeta, al que se le contente al traducirlo dejando sus pensamientos completamente solos privados de la armonía o del fuego de los versos, ya no es un poeta, es el cadáver de un poeta. De modo que todas esas traducciones de verso en prosa, que se consideran fieles, son por el contrario muy infieles, porque el autor que buscamos se encuentra allí desfigurado.


Una buena traducción, comenta Yourcenar, tiene que ser fiel, sin ninguna duda, pero sucede con las traducciones, dice ella, como con las mujeres: la fidelidad sin otras virtudes más, no basta para hacerlas soportables.


La poesía no es sólo literatura, es un uso especial, rítmico o musical si se quiere, del lenguaje. Si traducimos literalmente la letra de una canción trasladamos su contenido, su significado, pero en el trasvase hemos perdido la música que la hace apta para el canto: su prosodia, su poesía.


Marguerite Yourcenar (1903-1987)

La labor de Yourcenar, gran conocedora y amante del mundo clásico, es, en este sentido, encomiable. No sólo es de destacar su buen gusto a la hora de elegir los poemas y poetas que traduce, sino también el “savoir faire” de sus versiones, que convierten los poemas griegos en poemas franceses.


Tomo, como ejemplo, este bello y breve poema de Dionisio el Sofista, poeta del siglo II de nuestra era, contemporáneo del emperador Adriano, del que sólo se conserva este epigrama incluido en la Antología Griega (V, 81), compuesto de hexámetro y pentámetro dactílicos, que podríamos titular: La vendedora de rosas.






Versión de Marguerite Yourcenar:
Sur la place publique assise chaque jour.
Vends-tu des roses, belle, ou vends-tu ton amour?

La traducción literal de la versión de Yourcenar, en prosa atenta solo al significado y al contenido, podría ser: Sentada en la plaza pública cada día, ¿vendes rosas, guapa, o vendes tu amor?.


Una traducción menos fiel quizá, pero atenta al alejandrino y a la rima francesas de la versión de Yourcenar, podría ser esta que se me ocurre a mí ahora:
Sentada cada día en la plaza con la flor,
¿Vendes rosas o acaso, niña bonita, tu amor?


Traduzco, por mi parte directamente al castellano, el epigrama original de Dionisio, lo más fidedignamente que puedo, con un dístico de hexámetro y pentámetro dactílicos,  de esta guisa:
Tienes, florista, el primor de la rosa. Pero ¿qué vendes?
¿Tú a ti misma o quizá     rosas? o ¿todo a la vez?

jueves, 12 de abril de 2018

De la titulitis y la inflación del sufijo -itis.

A propósito de la falsificación del título de máster (abreviación, por cierto, del latín magister) de la regenta de la Comunidad Autónoma de los Madriles, se ha hecho notoria la obsesión de algunos políticos y políticas por engordar su curriculum vitae  con el mínimo esfuerzo a costa de lo que sea. Ha quedado patente la titulitis, que según la Real Academia es término coloquial que se utiliza despectivamente, y que significa “valoración desmesurada de los títulos y certificados de estudios como garantía de los conocimientos de alguien.”

La posesión de un diploma, como muy bien sabe la gente común y corriente, es algo que guarda escasa relación con la posesión de conocimientos. Máxime en este caso, en el que el título “real” y “legal” de la presuntamente titulada era falso según ha destapado la prensa. La presidenta (sic), a la que le creció la nariz como a Pinocho por mentirosa, había logrado su diploma sin asistir a ninguna clase magistral ni haber realizado exámenes ni trabajos compensatorios ni convalidaciones ni nada por el estilo, salvo acaso algún pequeño guiño de amaño de intercambio de favores... 

 



¿De dónde nos viene este sufijo -itis que le hemos endilgado a la palabra título para inflarla y que ha puesto en el candelero el desmesurado afán titulatorio de la regenta de los Madriles para dar así empaque a su currículo académico? Pues nos viene, como tantas otras cosas, del griego antiguo: de la feminización, en concreto, del sufijo de agente masculino -της / -τᾶς, que añadido a un lexema verbal designaba al sujeto de la acción verbal: por ejemplo ποιη-τής (poiētēs, poeta) esto es hacedor, creador a partir del verbo ποιέω (poieō, hacer), sufijo que también podía sumarse a un lexema nominal y en este caso referirse a personas relacionadas con el ámbito semántico del sustantivo al que se soldaba, como πολίτης (polītēs, “uno de la ciudad, ciudadano”) de πόλις (pólis, “ciudad”), término que conservamos nosotros en la segunda parte del compuesto cosmopolita.


Dado que este sufijo en ambos casos era masculino, se creó sobre él un femenino añadiendo -ιδ- a la base oclusiva dental sorda -τ-, resultando un nominativo -τ-ι(δ)-ς, es decir -τις con pérdida de la dental sonora ante la sigma característica. Así por ejemplo frente a κυνηγέτης (kynēgétēs, cazador), agente masculino, tenemos κυνηγέτις (kynēgétis, cazadora), agente femenino, de ahí nuestra cinegética o técnica de la caza acompañada de perros, y frente a πολίτης (polītēs, ciudadano) se creó πολῖτις (polītis, ciudadana).



Ambos sufijos el masculino -ίτης y el femenino -ῖτις llegarán a ser con el paso del tiempo muy productivos en la formación de términos técnicos. A fecha de hoy, por ejemplo, la forma femenina del sufijo continúa, parece mentira, siendo productiva todavía en la lengua de la medicina con el valor de “inflamación de”. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? La explicación más plausible es la de Pierre Chantraine (La formation des noms en grec ancien, pp. 339-340): a raíz de nombres de órganos del cuerpo como por ejemplo ἄρθρον (árthron, “articulación”) se crea un adjetivo femenino ἀρθρῖτις (arthrîtis, “relativa a las articulaciones”) que unido al sustantivo femenino νόσος (nósos, “enfermedad”), forma el sintagma ἀρθρῖτις νόσος “enfermedad relativa a las articulaciones”, donde acaba omitiéndose el sustantivo y sobreentendiéndose, llegando así a la simplificación y sustantivación del adjetivo femenino ἡ ἀρθρῖτις (hē arthrîtis, “la artritis”), de donde nos viene la dichosa inflamación de las articulaciones de los huesos. 

 
A través del latín hace su entrada este sufijo en las lenguas modernas,  donde manifiesta una gran productividad y un doble comportamiento. Por un lado, hay un patrón especializado, digamos, donde el sufijo significa “inflamación de una parte del cuerpo”, sobre una base grecolatina, ya sea griega (hepatitis, faringitis...) o latina (celulitis, apendicitis...); y por otro lado un patrón coloquial, que permite crear nuevos términos derivados, con el significado genérico de “exageración o inflación de la realidad, es decir, de la idea que tenemos de la cosa”, por ejemplo, “mamitis” sobre la base de “mamá”, o  titulitis sobre los títulos de marras.

El Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) de la Real Academia Española documenta nada menos que 7.254 casos terminados en el sufijo -itis, de los que 7.164 siguen el patrón especializado y 90 el patrón coloquial, según datos que recojo de “Los afijos, variación, rivalidad y representación” de E. Bernal y J. DeCésaris (eds.) de Documenta Universitaria (2015).

Cabe, para concluir, hacerse una pequeña reflexión volviendo al caso de la presidenta de Madrid: queda demostrado que el título de “magistra” de la regenta de los Madriles era "real", sí, como decía la mentirosa de ella,  pero falso, como la propia realidad por otra parte -cosa que no conviene olvidar nunca. Ahora bien, formulémonos la siguiente pregunta, un poco malévola- pero nada ingenua:  ¿hay títulos académicos verdaderos? ¿No serán los académicos como los nobiliarios, títulos todos espurios? 

Se trata de una pregunta retórica. No espera una respuesta. Está implícita en la pregunta. Pero por si hace falta decirlo explícitamente: todos los títulos tanto académicos como de nobleza de sangre o nobiliarios son falsos: no acreditan absolutamente nada de lo que pretenden: ni la adquisición de unos conocimientos que no se tienen ni una pureza de sangre que no se posee. Todos son esencialmente falsos. Sin embargo, existen, sí, y mucho, como la propia Realidad y la legalidad que la sustenta,  pero sólo acreditan una sola cosa: que se compran y se venden a cambio de dinero.

sábado, 7 de abril de 2018

It's all Greek to me! (El griego que hablan los ingleses).

Cuando los ingleses no entienden algo dicen que es griego para ellos, como nosotros solemos decir "es chino para mí", lo que en nuestro caso parece lógico porque el chino es una lengua que nos resulta bastante extraña y ajena, pero en el caso anglosajón no se entiende bien que digan que algo que no comprenden es griego, porque tanto ellos como nosotros, toda Europa, hablamos criptogriego, según el neologismo de Adrados, es decir, un griego del que no somos conscientes, porque no podemos serlo debido al sistema educativo de enseñanza que nos lo ha escamoteado: theater, poetry, Bible, anatomy, architect, archaic, autograph, kilogram, kilowatt, chromo, idol, dynamit, ethnic, scope, zodiac, meter, zoo ...




Aunque parezca mentira y aunque la mayoría de los angloparlantes no sean conscientes de ello, cuando usan la lengua de Shakespeare están hablando bastante griego, cosa que nos pasa también a los españoles, a los franceses, a los alemanes y a todos los europeos y occidentales en general. Es así porque el griego ha sido y sigue siendo de alguna forma el idioma de la filosofía, de la ciencia, de la tecnología y de la cultura para todo el ámbito occidental. Los términos de origen griego son para los ingleses palabras cultas, "raras" o "difíciles", que no se usan en el lenguaje coloquial y familiar de todos los días, -aunque algunas como "telephone" o "television" están incorporadas a la lengua cotidiana- pero que sí se emplean en su gran mayoría en el ámbito de la cultura y de los lenguajes especializados, y resultan muy difíciles de comprender a veces para los no iniciados si no se tienen algunas nociones de la lengua de Homero por muy básicas que sean.



El inglés, por ejemplo, conserva la "y" que por algo se llama "griega", que en castellano hemos latinizado y convertido en "i" latina: myth/mito. El inglés conserva también las consonantes aspiradas griegas  transcritas por los dígrafos th, ph y ch, correspondientes a las letras θ, φ, χ  respectivamente, mientras que los españoles las hemos convertido en t, f y c. Comparemos polytheism / politeismo, philosophy / filosofía y chronology / cronología.




En general se puede decir que las palabras inglesas de origen griego son las mismas que en español por lo que el estudio del griego es fundamental para los filólogos ingleses o graduados en estudios ingleses, como algunos se llaman ahora, olvidando la vieja palabra filología, que unía el amor (filo-) con el lenguaje y las palabras (-logía): geo-logy, bio-logy, astro-logy, an-archy, mon-archy, olig-archy, demo-cracy, aristo-cracy, pluto-cracy, biblio-graphy, bio-graphy, choreo-graphy, geo-graphy, porno-graphy... y un larguísimo etcétera.

jueves, 5 de abril de 2018

Valores educativos, según Quino

Estos son algunos de los auténticos valores (bursátiles) que forman parte del currículo oculto de preparación de la ciudadanía para la vida moderna y que transmite e inculca nuestro sistema educativo  (con la televisión e interné a la cabeza), según uno de los más geniales humoristas, el entrañable Quino:


(pedes: los pies / ad: para / iter faciendum: hacer el camino)

  (cerebrum: el cerebro, la inteligencia)

(contactus: contacto / humanus: humano)

 (cultura: cultura*)

 (proximus: el prójimo / quem: al que / diligere debes: debes amar)

  (idealismus: los ideales / mores: la moral / honestas: la honestidad)

(Deus: Dios)

(interest: es importante (o es interés, en el sentido económico) / pueri: para el niño (o del niño)
 /  eum: que él / discere: aprenda / quomodo: cómo / omnia: todas las cosas / sint: son )


jueves, 29 de marzo de 2018

Soldadito español, soldadito valiente

No sé si aquella primer Ministro de Defensa del reino de las Españas, q. e. p. d.,  que declaró una vez a la prensa sin rebozo ni sonrojo alguno por su parte «Soy una mujer pacifista», era consciente de la contradicción lógica que suponía decir esas palabras y regentar a la vez el Ministerio de  Defensa. Supongo que sí lo era, pero ella iba más lejos aún y afirmaba sin empacho: «…y el Ejército también es pacifista». 

 Napoleón como Marte pacificador, Antonio Canova (1810)

Quería convencernos la mujer con la mejor intención sin duda del mundo -y de las mejores intenciones está empedrado el infierno, como bien sabe don Pedro Botero-,  de que el Ejército era una piadosa y sacrificada hermanita de la caridad armada con dos pistolas al cinto para caso de apuro, cuya misión era defender –de ahí el nombre ominoso y apotropaico que oculta la verdad la convivencia de los pueblos en paz y armonía así como el escrupuloso respeto a los derechos humanos. Y lo decía muy seria, como si no fuera consciente del oximoro o estúpida agudeza que entrañaban sus palabras, convencida como sin duda estaba de que tenía que proclamar una cosa así por las exigencias del guión del cargo que ostentaba. 
 
El oximoro es, según los manuales de retórica clásica, una contradictio in terminis consistente en armonizar dos conceptos opuestos, como si dijéramos una tesis y una antítesis hegelianas, en una sola expresión formando así una síntesis o concepto nuevo fruto de la contradicción, cuyo significado se desprende no de su sentido literal, que sería absurdo (por ejemplo, «un dolor placentero»), sino del sentido metafórico o traslaticio creador de un nuevo concepto que trasciende los dos contrapuestos.


Un eximio oximoro es “La paz es la guerra”, que formuló Orwell en 1984. La idea no es extraña. Es la “pax Romana” o, más modernamente, “pax Americana”. Ya los romanos decían Si uis pacem para bellum, que significa "si quieres la paz, prepara la guerra". Y en ese sentido al dios de la guerra, al fiero y viejo Mavorte, al padre Marte, que da nombre al planeta rojo por el color de la sangre derramada en todas las batallas, y que era según la mitología padre, efectivamente, de Rómulo y Remo, fruto de la violación de la vestal Rea Silvia, su madre,  y por lo tanto de todos los romanos,  le aplicaban estos el controvertido epíteto de “pacifer”: MARS PACIFER: Marte portador de la paz, Marte pacificador, el pacifista Marte, igual de pacifista que Napoleón Bonaparte y que, mutatis mutandis,  nuestra Ministro de entonces y seguramente que la actual también.

Llamemos a las cosas por su nombre: el Ministerio de Defensa es el Ministerio de la Guerra, como bien se decía antaño, cuando las cosas se denominaban por su nombre y al pan se le decía "pan" y al vino "vino". Y la paz que supuestamente defiende ese Ministerio es, en palabras de la poeta Isabel Escudero, una "guerra disimulada": Tú crees que esto es la paz: esto es la guerra disimulá.  Viene aquí muy a cuento aquella vieja sabiduría presocrática de Heraclito de que la guerra es el padre de todo esto (y la madre, por lo tanto, que lo parió todo), que a unos los hizo esclavos y a otros libres, a unos dioses y a otros seres humanos.

Pues bien, un borrador que consta de 240 páginas y de diez unidades temáticas, elaborado por el Ministerio de Educación (y adoctrinamiento) y el de Defensa (o, mejor dicho,  de la Guerra) del Gobierno de España, y dirigido a las tiernas criaturas que padecen la educación primaria desde los 6 hasta los 12 años de edad a lo largo y ancho de seis cursos escolares consecutivos, lleva por título “Proyecto Conocimiento de la Seguridad y la Defensa en los centros educativos”, y pretende reforzar la imagen de las Fuerzas Armadas y de la monarquía españolas. 



Materiales curriculares para educación primaria.

La justificación del  despropósito pedagógico la encuentran sus promotores en nuestra sacrosanta Constitución, dado que uno de sus artículos, el número 30, prescribe el derecho y el deber de todo españolito y toda españolita de defender a España, por si a alguien le había pasado desapercibido. El Gobierno de España, cuyo jefe de Estado es el Rey y, a la sazón, Jefe de las Fuerzas Armadas, quiere llevar estos materiales curriculares a todos los colegios de primaria públicos y privados asociándolos a las diversas áreas y asignaturas, ejes transversales de inculcación de valores así como a las actividades extraescolares.
 
Cualquier día volverán nuestros hijos del colegio a casa cantando aquello de “soldadito español, soldadito valiente”, y diciendo rebosantes de ardor guerrero que quieren inmolarse y aun crucificarse como Jesucristo en aras de la patria, reviviendo el ominoso verso horaciano dulce et decorum est pro patria mori, y canturreando: Por ti, Patria, por ti sola mi vida a los mares di, por ti al peligro ofrecí mis obras y pensamientos ¡en la Rosa de los Vientos me crucifico por ti!  Y cuando les preguntemos qué han aprendido ese día en la escuela nos contarán que han estado jugando en el patio del colegio a la guerra con armamento ligero... "-¿Con qué?" Preguntaremos incrédulos y horrorizados nosotros. Y nos responderán orgullosos: -Con pistolas, papá, con pistolas, que no te enteras. Parece mentira que no sepas qué es armamento pesado y armamento ligero...Y a nosotros nos dará un pasmo y nos preguntaremos, horrorizados e incrédulos, ¿cómo es posible que se les enseñe eso ahora en la escuela a estas tiernas criaturitas?

Los responsables de semejante desaguisado pedagógico justifican la inclusión de contenidos militaristas y belicistas en la educación de los niños desde su más tierna infancia en el nombre, faltaría más, de la defensa de la paz a tiro limpio, si hace falta, en todos los rincones del mundo donde actúan nuestras Fuerzas Armadas. 

 
El Gobierno de España también contempla que los profesores, cómo no, reciban formación que mejore sus conocimientos relacionados con la paz, la seguridad y la defensa de España, acreditándose a tal fin (un crédito se traduce en 10 horas de adoctrinamiento y de deformación profesional). 

Ya habíamos asistido algunos de nosotros perplejos e impotentes hace algunos años a la presencia eventual de algunos militares en algunos de nuestros centros educativos de secundaria. Recibíamos de cuando en cuando la visita de algún mílite glorioso, organizada generalmente por el Departamento de Orientación, que venía a informar,  y eventualmente a reclutar,  a nuestros alumnos y alumnas de las bondades que ofrecía el Ejército de cara a la incorporación al mercado laboral, ofreciéndoles una salida pro-fe-sio-nal, insistían mucho en este palabro, y una vida de emocionante servicio a los demás  y de aventura...

Materiales curriculares para educación primaria

La apuesta por una cultura de paz en la educación pasa, contra lo que pretenden estos materiales, por denunciar esta lógica militar que nos quieren ahora inculcar, pasa también por llamar a las cosas por su nombre (por ejemplo "invasión" y no "asistencia", sarcástico y sangriento eufemismo, como hacen insidiosamente en el temario del anteproyecto a la invasión de Iraq que perpetraron, entre otras, las tropas españolas),  y pasa también por proclamar que si civil se contrapone a militar, civilizado es lo contrario de militarizado, desmontando así los supuestos valores de la llamada “Cultura de la Defensa”.

martes, 27 de marzo de 2018

Byung-Chul Han y el infierno de lo igual

Sobre soporte fotográfico de imágenes tomadas de la Red aquí y allá,  algunas de las reflexiones de Byung-Chul Han, sacadas fuera del contexto del artículo de David Morán publicado en ABC Cultural el 20 de marzo de 2018 con motivo de la conferencia pronunciada en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona para presentar su último libro en España La expulsión de lo distinto, publicado por Herder,  que reseñamos aquí. 


Las nuevas tecnologías y las cada vez más tupidas redes sociales han fomentado estas nuevas formas de comunicación que por activa utilizamos hoy y que por pasiva nos utilizan a nosotros originando nuestra incomunicación y aislamiento.







Antes de que Facebook se convirtiese en el centro de todas las miradas y que algunos usuarios empezasen a plantearse seriamente la conveniencia de eliminar sus cuentas y desconectarse, Byung-Chul Han ya había advertido de que, en realidad, somos poco más que un puñado de datos fluyendo sin control por el ciberespacio, el producto final que se trocea, se comparte y, finalmente, se vende al mejor postor, o,  dicho de otro modo, nuestra sumisión a la avalancha de macrodatos que nos envuelve. 



viernes, 23 de marzo de 2018

Feliz quien como Ulises...

Heureux qui, comme Ulysse... Así comienza uno de los sonetos más famosos de la literatura francesa, debido a la pluma de Joachim du Bellay, el númro 31 de Les Regrets, que contiene dos alusiones clásicas a Ulises y a Jasón el argonauta, prototipos del viajero universal. Su autor, en pleno siglo XVI, se adelantó de alguna manera al romanticismo y favoreció el spleen de Baudelaire con su melancolía y su nostalgia trescientos años antes de que el poeta maldito nos regalara sus impagables Flores del Mal.

Heureux qui, comme Ulysse, a fait un beau voyage,
Ou comme cestuy-là qui conquit la toison,
Et puis est retourné, plein d'usage et raison,
Vivre entre ses parents le reste de son âge !

Quand reverrai-je, hélas, de mon petit village
Fumer la cheminée, et en quelle saison
Reverrai-je le clos de ma pauvre maison,
Qui m'est une province, et beaucoup davantage ?

Plus me plaît le séjour qu'ont bâti mes aïeux,
Que des palais Romains le front audacieux,
Plus que le marbre dur me plaît l'ardoise fine :

Plus mon Loire gaulois, que le Tibre latin,
Plus mon petit Liré, que le mont Palatin,
Et plus que l'air marin la douceur angevine.



El cantante francés Ridan ha puesto música al soneto de Du Bellay, al que ha añadido algunas estrofas de su cosecha sobre la aventura de las sirenas de Ulises. Así suena. Espero que os guste el vídeo, que tanto musical como visualmente resulta muy atractivo.


Y he aquí la versión que hace todo un clásico de la chanson francesa, el maestro,  Georges Brassens, chapeau!, que convierte el poema en un canto a la libertad y a su Provenza y su Camargue natales.


Y he aquí la traducción que me atrevo a dar de dicho soneto, en alejandrinos y con rima consonante: ABBA ABBA CCD EED, respetando el ritmo yámbico del original:

Feliz quien,  como Ulises,  tras larga travesía,
o como el otro aquel que conquistó el vellón (1),
ha regresado luego, con mundo y reflexión,
a casa de sus padres hasta su último día.

¿Cuándo volveré a ver, ay, de la aldea mía
ahumar la chimenea, y, cuándo, a la sazón,
veré otra vez el huerto de mi humilde mansión,
que es para mí mi reino, y es aun más todavía?

Me gusta más el techo que alzaron mis abuelos
que el frente de un palacio romano de altos vuelos,
y más que el mármol duro la pizarrilla fina.

Amo mi Loira galo más que el Tíber latino,
más mi Liré(2) modesto, que el monte Palatino,
más que brisa del mar la dulzura angevina (3).


NOTA BENE: 
1) Alusión al argonauta Jasón que con la ayuda de Medea conquistó el toisón, vellón o vellocino de oro.
2) Nombre de la localidad natal de du Bellay, una pequeña población del departamento de Maine-et-Loire, en la región de Pays de la Loire en Francia.
3) angevina: gentilicio de la localidad francesa de Angers, la antigua capital de Anjou, en el mismo departamento y región que Liré. La  "douceur angevine", que traducimos literalmente como "dulzura angevina", es una expresión nostálgica y melancólica relativa a la vida del campo y a la patria chica que añora el poeta cuando se hallaba en Roma en misión diplomática. Estamos, en realidad, ante el tema literario horaciano del Beatus ille.   La susodicha expresión  recoge un tópico relativo a Francia que ya aparecía en La Chanson de Roland: la douce France, la dulce Francia, que él sustituye por la dulce Angers.  

martes, 20 de marzo de 2018

Hoy es el primer día del resto de tu vida.

Para algunos “hoy es el primer día del resto de tu vida” es un eslogan de los años sesenta que repiten machaconamente muchos profesionales de psicagogía barata, predicadores del pensamiento positivo, apóstoles del optimismo a ultranza y escritores varios de manuales de autoayuda como si se tratara de un mantra sacrosanto. Su origen suele atribuírsele a Charles Dederich (1914-1997), fundador de una organización de rehabilitación de toxicómanos. Otros le asignan la patente a Abbie Hoffman (1936-1989), un activista de la época hippie/yippie. No se conoce a ciencia cierta quién es el autor de esa frase tan popular y tan repetida en casi todas las lenguas: Today is the first day of the rest of your life. Aujourd'hui c'est le premier jour du reste de ta vie. Heute ist der erste Tag vom Rest deines Lebens...



Muy frecuentemente se cita en canciones, películas y repertorios varios de frases famosas, por lo que puede afirmarse que pertenece ya al acervo cultural popular, que es de todos y no es de nadie en particular.

Leyendo algunos epigramas de Páladas de Alejandría de la Antología Griega, sin embargo, me encontré con este, que es el número 79 del libro X, cuyo cuarto verso “comenzando hoy el resto de nuestra vida” (τοῦ λοιποῦ δὲ βίου σήμερον ἀρχόμενοι) me recordó a esta frase enseguida, hasta el punto de poder asegurar que es la formulación más antigua que yo conozco de este pensamiento. El epigrama, compuesto de tres dísticos de hexámetro y pentámetro dactílicos,  dice así en versión original:
νυκτὸς ἀπερχομένης γεννώμεθα ἦμαρ ἐπ' ἦμαρ
τοῦ προτέρου βιότου μηδὲν ἔχοντες ἔτι,
ἀλλοτριωθέντες τῆς ἐχθεσινῆς διαγωγῆς,
τοῦ λοιποῦ δὲ βίου σήμερον ἀρχόμενοι.
μὴ τοίνυν λέγε σαυτὸν ἐτῶν, πρεσβῦτα, περισσῶν·
τῶν γὰρ ἀπελθόντων σήμερον οὐ μετέχεις.


Día tras día, al irse la noche, nosotros nacemos
sin conservar ningún     resto de vida anterior,

extrañados de que haya el día de ayer sucedido,
y comenzando hoy      nuestro restante vivir.

No digas, viejo, entonces, tus años que son demasiados,
ya que no formas hoy     parte de edad que pasó.

Asimismo, el aforismo de Leonardo da Vinci que Rafael Sánchez Ferlosio colocó al principio de su novela El Jarama, recuerda el espíritu de esta frase: L'acqua che tocchi de' fiumi è l'ultima di quella che andò e la prima di quella che viene. Cosí il tempo presente. Lo que quiere decir: El agua que tocamos en los ríos es la postrera de las que se fueron y la primera de las que vendrán; así el día presente.


Leonardo ve que en el momento presente, hoy, ahora mismo, coinciden y se anulan los contrarios,  el pasado y el futuro, el ayer y el mañana, como en la corriente de un río cuando metemos la mano en el agua. Aquí y ahora es donde confluyen lo último y lo primero, el final y el principio, por lo que todo fin es un comienzo y todo principio un final.

martes, 13 de marzo de 2018

SVA CVIQVE PERSONA

A poco sensible que sea uno, le puede pasar a cualquiera en Florencia lo que le sucedió a Stendhal, el novelista francés, cuando visitó la capital de la Toscana, que, entusiasmado ante la belleza de las iglesias y los palacios,  sufrió un arrechucho y se desmayó. No pudo asimilar una experiencia estética tan intensa, fenómeno que ha dado en llamarse el  “síndrome de Stendhal”.

Y es que no es poco el patrimonio cultural que atesora la ciudad del divino Dante y del no menos grande Boccaccio, la ciudad del infinito Miguel Ángel, y del genio de Botticelli, la ciudad del Renacimiento, del rojizo Arno y del Duomo y la cúpula de Bruneleschi, la ciudad del mecenazgo de los Medici y de los artistas, la ciudad que seguramente atesora más obras de arte por metro cuadrado de todo el mundo.



En la Galería de los Uffizi de Florencia puede contemplarse este retrato de mujer anónima atribuido a Ghirlandaio, y que puede pasarnos completamente desapercibido entre tantas obras maestras de la pintura universal si no fuera acaso por un detalle que llama la atención y que va a darnos mucho de lo que hablar. El retrato data de 1510 aproximadamente,  y se había supuesto hasta hace poco que era de Rafael.   Es un rostro de mujer triste, enigmático, de una gran delicadeza. Hay quienes dicen que se trata de una monja y quienes simplemente ven a una dama un tanto melancólica con velo que sostiene un libro entreabierto. 

                                                                                     
                                                                                                                              


Lo más curioso es que el retrato tiene una cubierta diseñada para deslizarse sobre la imagen de la enigmática dama y ocultar su rostro. Esta cubierta es otro óleo.  Se trata de una pequeña tabla (73 x 50,5 cm), con un hermoso motivo de grutescos en camafeo –en la parte superior un flamero en medio de dos amables delfines, una pequeña cabeza de zorra, y en la parte inferior dos dragones o serpientes con cabeza de león que apoyan una pata en dos pequeñas máscaras situadas en los ángulos inferiores –y en el centro una leyenda debajo de la cual se halla una máscara con una ligera carnación, labios apretados y las cuencas de los ojos vacías. 

La diminuta cabeza de zorra que asoma debajo del flamero en forma de copa donde arde una llama puede hacer referencia a una famosa y brevísima fábula de Fedro y de Esopo: la zorra y la máscara trágica: una zorra  encontró por casualidad una máscara de un actor de tragedia y exclamó: “¡Qué bonita  es, pero qué lástima que no tenga seso!”. La astuta raposa no se dejó engañar por las apariencias, aunque reconoció su belleza. Y es que ya lo dice el refrán: no hay que fiarse de las apariencias, pero lo cierto es que la realidad está tejida  de ellas.  Quizá no haya que fiarse mucho de la realidad tampoco.

Sobre la máscara una inscripción en letras mayúsculas reza lapidariamente en latín, lengua lapidaria por excelencia:  SVA CVIQVE PERSONA:  a cada cual (le corresponde) su máscara, es decir, cada uno tiene su propia máscara. La frase es de Séneca, concretamente de su tratado Sobre los beneficios, de un pasaje del libro II, capítulo 17, que reproduzco más abajo en paráfrasis y versión original.

Era costumbre cubrir los retratos con una carpeta para protegerlos, o con una tabla pintada y con una leyenda, como esta que nos ocupa, cuya función era parecida a la de los reversos de algunos retratos de los siglos XV y XVI, en los que detrás del retrato de un hombre o una mujer jóvenes, por ejemplo, se podía encontrar la leyenda: MEMENTO MORI (recuerda que eres mortal), un fúnebre recordatorio como contraste de la belleza insolente de la juventud. Pero la tabla que nos ocupa, con una máscara teatral y carnavalesca como motivo central, es una cubierta delantera que hace que antes que veamos el retrato nos enfrentemos a ella.
 
Cada cual tiene su propia máscara. Nótese que la palabra "persona" es en latín un falso amigo: no significa persona, que se diría "homo", sino máscara de teatro. La palabra persona ha tenido tanta resonancia entre nosotros que hoy todo está personalizado y tiene que ser personal, dado nuestro individualismo.  Se discute mucho su etimología. Se ha pensado que está relacionada con "personare", es decir, con "resonar", dado que la máscara teatral tenía la doble función de caracterizar al personaje como trágico o cómico, hombre o mujer, joven o viejo, y al mismo tiempo de actuar como caja de resonancia para la voz. Pero esta ingeniosa etimología es una etimología falsa de origen popular, porque la palabra parece que no es latina, sino de procedencia etrusca: phersu, y esta a su vez derivaría del griego "prósopon", nombre de la cara y de la máscara que la caracteriza, nombre de la faz y del antifaz. Del "prósopon" griego procede nuestra prosopopeya o personificación.




El caso es que de ahí, de una palabra que significaba "máscara" en principio vienen nuestras personas, nuestros personajes, y  hasta nuestra propia personalidad. No olvidemos que la cara es el espejo del alma, según el refrán popular. Y que la cara es la manifestación primordial de la persona,  pero "persona", según la sugerencia etimológica, es la máscara teatral cómica o trágica,  o, ni lo uno ni lo otro en estado puro, sino dramática mezcolanza generalmente, porque la vida es la farsa que todos llevamos a cabo, como dijo Rimbaud, el poeta adolescente. De alguna manera, todos somos unos hipócritas en el sentido etimológico de la palabra: La palabra “hipócrita”, en efecto,  significa en griego “actor”: está compuesta del prefijo hipo- , que significa “por debajo”, y del sustantivo tan de moda “crisis”, que quiere decir “juicio, acción de juzgar, discusión, explicación”. De manera que el que juzga, discute o critica “por debajo” es el actor, el que representa un papel en el teatro, el que se esconde detrás de la máscara: todos nosotros. De ahí el significado moderno de hipócrita e hipocresía.

Si toda persona tiene su propia máscara, ninguno de nosotros muestra su alma al desnudo. Toda identidad es, por lo tanto, una falsa identidad, real pero falsa. No hay que fiarse de las apariencias. No hay que fiarse de la realidad. Nadie duda que la realidad sea real, como su nombre indica, pero quizá sea mucho suponer que por ser real sea verdadera y no falsa.

Sua cuique persona. Un filósofo cínico (1) le pidió una vez al rey Antígono la limosna de un talento (2).  Éste respondió “es mucho más dinero de lo que alguien como tú debería pedirme”.  Tras esta negativa,  el mendigo volvió a intentarlo pidiéndole esta vez sólo un denario (3).  Antígono le respondió:   “es menos de lo que alguien como yo, todo un rey, convendría que te diera”.  Una agudeza tan sofisticada y sutil de este tipo es muy poco honesta.  Pues el monarca encontró el modo de no darle ni lo uno ni lo otro que le pedía;  para no darle un mísero denario se escudó en su condición de rey, para no darle un excesivo talento en la de filósofo cínico del mendigo, cuando podría haberle dado un denario como se le da a un mendigo cualquiera, o  en su calidad de rey magnánimo y generoso un talento. Aunque es algo más que lo que un cínico puede recibir, nada es tan poco que la generosidad de un rey no pueda atribuirlo honestamente.    Si me preguntas mi opinión, lo apruebo: es algo intolerable pedir limosna, y despreciar el dinero. Si has proclamado tu odio al dinero:  lo has profesado; tú te has puesto esta máscara y desempeñas ese papel; tienes que llevarla consecuentemente. Es algo que está fuera de lugar procurarse dinero so pretexto de pobreza. Así pues cada cual debe considerar su propia máscara no menos importante que la de aquel al que piensa socorrer. 

(1) Los cínicos eran los seguidores de Diógenes, llamado el Perro. Cínico significa "perruno, canino" en griego. Los cínicos eran los anarquistas y nihilistas de la antigüedad. Despreciaban todas las convenciones sociales, que rechazaban, incluído el dinero. 
(2) Un talento: Equivalía a 21000 gramos de plata. Dado que el denario equivalía a 4 gramos, se podía decir que un talento equivalía a más de cinco mil denarios. Una cantidad excesiva a todas luces.  El cambio de significado de esta palabra griega se debe a la parábola evangélica de los talentos, que da a entender que el hijo que tiene "talento" no es aquel que derrocha el dinero alegremente, sino el que lo capitaliza y rentabiliza como buen capitalista y lo invierte para generar más riqueza.
(3) Un denario:   Equivalía a 4 gramos de plata. Del nombre de esta moneda procede nuestro "dinero" y los "dinares" del mundo árabe.

He aquí el texto original del insigne filósofo cordobés: Ab Antigono cynicus petiit talentum. Respondit "plus esse, quam quod cynicus petere deberet". Repulsus petit denarium. Respondit "minus esse, quam quod regem deceret dare". Turpissima est eiusmodi cauillatio. Inuenit quomodo neutrum daret; in denario regem, in talento cynicum respexit: quum posset et denarium tanquam cynico dare, et talentum tanquam rex. Ut sit aliquid maius, quam quod cynicus accipiat, nihil tam exiguum est, quod non honeste regis humanitas tribuat. Si me interrogas, probo: est enim intolerabilis res, poscere nummos, et contemnere. Indixisti pecuniae odium; hoc professus es; hanc personam induisti: agenda est. Iniquissimum est, te pecuniam sub gloria egestatis acquirere. Adspicienda ergo non minus sua cuique persona est, quam eius, de quo iuuando quis cogitat. (Séneca, De beneficiis, II, 17).