He aquí el cartel de la versión que Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez hicieron de El Eunuco del comediógrafo latino
Terencio, estrenada en Mérida en el verano de 2014 con gran éxito de público y
crítica:
Y la presentación que escribió Pep Anton Gómez:
Imagínate en Atenas. Un joven fogoso con las hormonas alborotadas. Se
enamora de una esclava. La esclava, lo es de una cortesana. La cortesana tiene
un amante. El amante es el hermano mayor del joven fogoso, que quiere hacerle
un regalo. A la cortesana. Por eso, le compra un eunuco. Pero aún no se lo ha
dado. El joven se entera. De lo del regalo, de lo del eunuco. Y, como acceder a
la casa de la cortesana para poder enamorar a la esclava, tarea fácil no es,
decide suplantarlo, reemplazarlo. Al eunuco. ¿Te lo imaginas? Imagínatelo.
Y, a todo eso, ahora añádele un criado que no quiere, y una criada que
no se entera, y un soldadete enamorado de un generalete, y un generalete que no
sabe, que duda, que si carne que si pescado, y un cilindro, –bueno, no, un
cilindro no. Un hombre, pobre, que así se llama, Cilindro–, y pasillos, súmale
muchos pasillos.
¿Lo tienes?... ¡Bien!... Pues, si llegados a este punto, aún no tienes
la cabeza hecha un lío, ahí va el acertijo: Todo esto, junto... ¿qué es?...
Va, te damos una pista... Drama, no es.
Solución: EL EUNUCO, de Terencio. Esta vez en una versión divertida,
trepidante y felizmente libre de Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez. Nueve
personajes enloquecidos por el amor, el dinero, la pasión, el orgullo, los
celos y los equívocos (¡tantos equívocos!). Nueve personajes, sí. Y otras
tantas historias que se entrecruzan en un montaje que transita sin rubor por el
teatro clásico grecolatino y el musical, la comedia de situación y el
vaudeville. Nueve personajes, otras tantas historias y un ritmo endiablado en
lo que pretende ser y será toda una fiesta de principio a fin.
Conviene tener en cuenta aquí que la idea que tenemos los modernos de la originalidad es muy diferente de la que tenían los clásicos. Entre los escritores romanos era práctica habitual imitar modelos griegos, es lo que se suele denomianr "imitatio", que no hay que confundir con el plagio. Se trataba de adaptar una comedia griega (a veces varias refundiéndolas en una, lo que se denominaba "contaminatio") al latín, y era una práctica habitual.
Terencio no es una excepción. Él mismo reconoce que ha tomado la comedia griega de Menandro "Colax" (El adulador) como modelo para su Eunuco. Fue acusado de plagio en el sentido de que no había tomado la comedia directamente de Menandro, que eso era lo habitual traduciéndola y adaptándola al latín, sino que la había tomado de Nevio y Plauto, que a su vez la habían tomado del griego antes que él. Así se defiende el propio Terencio de esta acusación.
Colax Menandri est; in ea est parasitus Colax
et miles gloriosus; eas se non negat
personas transtulisse in "Eunuchum" suam
ex Graeca; sed eas fabulas factas prius
Latinas scisse sese, id uero pernegat.
De Menandro es Cólax; un gorrón hay en ella, Cólax,
y un militroncho fanfarrón; el autor no niega
haber trasladado los personajes a su Eunuco
de la griega; pero que supiese que esas obras
se hicieran antes en latín, lo niega por completo.
Como sentencia el propio Terencio "Denique / nullum est iam dictum quod non dictum sit prius". O lo que es lo mismo: "En fin / no hay dicho que antes no haya sido dicho ya." Lo dice en el prólogo del Eunuco, verso 41, donde Terencio se defiende de las acusaciones de plagio, lo que nos recuerda de algún modo a nuestro Eugenio d´Ors: "Todo lo que no es tradición es plagio". En ese sentido, no puede parecernos mal a nosotros, sino todo lo contrario, que Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez hayan hecho con su versión "divertida, trepidante y felizmente libre" lo mismo que hizo Terencio con Menandro. También es de agradecer que hayan "resucitado" la música de la comedia antigua. No me refiero a las partituras, que se han perdido, sino al acompañamiento musical de las obras, que en parte eran cantadas y en parte recitadas.
De Terencio hay tres citas famosas más, aparte de la comentada, que merece la pena conocer:
1.- Homo sum, humani nihil a me alienum puto. – Soy hombre, nada humano considero ajeno a mí. Así se expresa el ideal del humanismo, un alegato contra la indiferencia ante el dolor humano. Cita sacada de la comedia Heutontimorúmenos, o El verdugo de sí mismo, verso 77. Es quizá la cita más conocida y repetida de Terencio.Fiodor Dostoievski (o quizá deberíamos escribir Dostoyesqui) convirtió la frase en "Satan sum et nihil humanum a me alienum puto". Pertenece a su novela Los hermanos Karamázov, en concreto a la pesadilla de la entrevista entre Iván y el Diablo, que le dice: "Soy Satanás y nada humano me es ajeno."
De Terencio hay tres citas famosas más, aparte de la comentada, que merece la pena conocer:
1.- Homo sum, humani nihil a me alienum puto. – Soy hombre, nada humano considero ajeno a mí. Así se expresa el ideal del humanismo, un alegato contra la indiferencia ante el dolor humano. Cita sacada de la comedia Heutontimorúmenos, o El verdugo de sí mismo, verso 77. Es quizá la cita más conocida y repetida de Terencio.Fiodor Dostoievski (o quizá deberíamos escribir Dostoyesqui) convirtió la frase en "Satan sum et nihil humanum a me alienum puto". Pertenece a su novela Los hermanos Karamázov, en concreto a la pesadilla de la entrevista entre Iván y el Diablo, que le dice: "Soy Satanás y nada humano me es ajeno."
2.- Quot homines, tot sententiae. –Cuantas personas, tantas opiniones, o Cuantos hombres tantos pareceres. La cita Terencio en Formión,
verso 454, y Cicerón se hace eco de ella recitándola en varias
ocasiones. La frase quiere decir que cada cual tiene una opinión propia, la suya, una
“sentencia”, en el sentido etimológico de la palabra, es decir, una manera y de
sentir y de pensar, un punto de vista o parecer particulares que se caracteriza por
su singularidad. Es como si dijéramos que cada
cual tiene su personalidad, con sus gustos propios que lo
individualizan. Hay algo, sin embargo, que es común a toda la humanidad, como formuló en
griego Heraclito: el logos o razón. Sin embargo, nadie posee la exclusividad de la razón,
porque no es una propiedad privada, como las opiniones, como las ideas, sino
común. Lo que poseemos es idiotismo, porque todos somos “idiotas”, en el sentido
etimológico de la palabra, y por eso hablamos “idiomas”. Se cita a veces para
defender que cada cual tenga su opinión, su ideología, como si fuera un
derecho humano inalienable, olvidando que las opiniones no son más que
un impedimento para la razón común, tras el que se esconde nuestra
idiocia, nuestra idiotez.
Las opiniones, dicen los norteamericanos, son como los culos, todo el mundo tiene uno. O, en palabras de la autora de bestsellers Simone Elkeles: “Opinions are like assholes, everybody' s got one and everyone thinks everyone else's stink.” Las opiniones son como los ojetes, todo el mundo tiene uno y piensa que el que huele mal es el de los demás.
3.- Sine Cerere et Libero friget Venus. –Sin pan y vino se enfría la pasión. Sin
Ceres y Baco se enfria Venus, es decir, el deseo sexual, la sensualidad. Pertenece, también, al Eunuco,
donde Cremes en la quinta escena del acto cuarto (732) le dice a Pitias literalmente con un octonario yámbico: «Verbum, hercle, hoc uerum erit: sine Cerere et Libero
friget Venus»; va a ser, recristo, el refrán verdad de que no hay sin pan ni vino amor. En la versión que doy del verso he resuelto el juramento hercle -¡por Hércules!- por un más moderno "¡recristo!". En
español tenemos las siguientes paráfrasis: Sin Ceres y
Baco el amor es flaco; Vulcano ni Venus -es decir, marido y mujer-, sin Ceres y Baco, no valen un caco; sin pan
y vino, Venus tiene frío; sin Ceres y Baco Venus se vuelve frígida; sin comer
ni beber, no hay del otro placer; sin pan ni vino no hay amor fino; sin buen
yantar y beber, se enfría pronto el placer. La
frase enseguida se convirtió en un motivo típico y tópico de la pintura. Un
ejemplo el lienzo de Goltzius, donde vemos a Venus con su hijo Cupido,
que porta una antorcha, alimentada la diosa por los dones de Baco, el
dios que desinhibe y libera, por eso llamado también Libre por los
romanos -Lïbero, en el verso de Terencio-, caracterizado por los
cuernos, y por la madre de los frutos de la tierra, Ceres.
Sine Cerere et Libero friget Venus (Hendrick Goltzius, 1558 – 1617)
oOo
La palabra eunuco procede del latín "eunuchus" y está tomada del griego de "eunûchos", término compuesto de "euné", que significa lecho (nupcial), y el verbo "ékho" guardar, custodiar. Etimológicamente, por lo tanto, significa "aquel que custodia la cama (de las mujeres)". No hace falta decir que estos vigilantes de las mujeres estaban castrados, práctica muy extendida en los harenes orientales de los sultanes. Así define el término el diccionario de la academia: Hombre castrado que se destinaba en los serrallos a la custodia de las mujeres. De ahí, hombre castrado, sin más, y, por consiguiente, hombre poco viril, afeminado. La palabra se utilizaba en griego además por extensión y analogía para referirse a los frutos que carecían de semilla, grano o hueso y por lo
tanto eran estériles.
La palabra contaminatio (contaminación) se relaciona con contactus, y contingere, formada como está por el prefijo con- que indica instrumento y compañía, la raíz verbal -tag- del verbo tangere "tocar", que hallamos en con-tag-io, y los sufijos -men-/-min- que indica resultado y -tion- que señala acción, por lo que su significado es no sólo el negativo de corrupción o suciedad producida por el contacto con otra cosa, como general mente se entiende, sino también el positivo de mezcla de cosas que al fusionarse dan lugar a otra.
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