martes, 6 de octubre de 2015

Bamos vien (sic)

Uno no sabe si echarse a llorar ante una pintada como ésta y el fracaso que supone de nuestro sedicente sistema "educativo", o reír por lo irónico y aún sarcástico de la afirmación.  Mal vamos, podemos pensar, si alguien se atreve a escribir "bamos vien" de esta guisa, con semejantes faltas de ortografía de grueso calibre: "vamos" con be de burro, y "bien" con be baja, como se decía antaño, o con uve... ¿Dónde se ha visto una cosa igual?  Y ahí reside la gracia del chiste, que lo que quiere decir es lo contrario de lo que dice: mal vamos después de siete reformas "educativas" y sus consiguientes leyes orgánicas en 35 años.Y la que se avecina... 


Una vez captado el carácter irónico del mensaje, entendemos que la cosa no puede ir bien de ninguna de las maneras escribiendo así, porque, indudablemente, está mal escrito. Pero vayamos un poco más lejos y preguntémonos socráticamente: ¿Por qué está mal escrito? Porque una afirmación como esa, que todos los hablantes españoles decimos bien -hablando se entiende la gente y no cometemos faltas de ortografía, faltaría más-, se escribe como todo el mundo sabe: Vamos bien.

Pero sigamos profundizando en la cuestión. ¿Por qué "vamos" se escribe con uve y "bien" se escribe con be? Alguna razón debe haber cuando ambas letras suenan igual y son expresión de un mismo fonema oclusivo labial sonoro. 

Pues la respuesta está en nuestra entrañable lengua muerta: En latín se decía: vadimus bene /uádimus béne/. Bene, que se conserva como prefijo culto en español en benévolo y beneficio, evolucionó a bien, tras la pérdida de la -e final (apócope) y la diptongación de la e breve tónica en ie: conserva el fonema oclusivo labial sonoro, es decir, la be. Vadimus, por su parte, es harina de otro costal: evolucionó a vamos tras la apertura de la u en o, la pérdida de la -d- intervocálica, la caída de la vocal postónica interna -i-, y la consonantización de la semiconsonante o semivocal "v", que se convirtió enseguida en oclusiva labial sonora, fenómeno muy temprano entre nosotros, los hispanos, por lo que pasó a pronunciarse /bámos/. La Real Academia de la Lengua mantiene sin embargo la grafía latina "vamos" atendiendo a su origen etimológico. Pero la be y la uve se pronuncian igual en español oficial contemporáneo. Si se escriben de manera diferente, se debe a razones etimológicas e históricas ajenas a la lengua hablada.


El fenómeno de desaparición de la oclusiva dental sonora intervocálica -d- sigue vivo en diversos ámbitos del español hablado: venío, en lugar de venido, o hablao en vez de hablado. Algunos hipercultos tratan de corregirlo y llegan a decir barbaridades como "bacalado" (sic) y "Bilbado" (resic).

En latín, por lo tanto, /B/ y /V/ eran fonemas distintos, no como hoy en español dos grafías distintas que representan un mismo fonema. Se le atribuye a Gayo Julio César la sentencia: "Beati Hispani quibus uiuere est bibere" Dichosos los hispanos para los que vivir es beber. Esta frase hace referencia a la temprana confusión que se produjo en el latín que se hablaba en Hispania entre el sonido de la semiconsonante (o semivocal) V con la oclusiva labial B, lo que produjo la igualación fonética de los dos sonidos latinos y la homofonía de las dos palabras. Lo que en Roma se decía "wíwere" (vivir) se decía en nuestro país "bíbere" (beber), confundiéndose ambos significados, y dando a entender lo aficionados que serían nuestros antepasados a la bebida... 

Si quisiéramos reproducir con la escritura la lengua hablada, deberíamos escribir "Bamos bien", desterrando la uve (como se hace en eusquera, donde se escribe Bizkaia y no Vizcaya), o "Vamos vien", relegando la vieja beta griega, que es el origen de nuestra be latina, al olvido. Pero la escritura no pretende reflejar la lengua hablada, sino imponerle sus normas y entorpecer o al menos ralentizar su evolución. Mientras no se aborde una reforma ortográfica, seguirá habiendo faltas (y sobras) de ortografía.
 
Esto es lo que dijo a este respecto Gabriel García Márquez (Premio Nobel de Literatura de 1982) durante la apertura del I Congreso Internacional de la Lengua Española, que abrió la polémica entre los que hablamos y escribimos la lengua de Cervantes: "Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver. ¿Y qué de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?"

2 comentarios:

  1. ¿Ralentizar la evolución a dónde, a un idioma de vagos que no quieren aprender?

    Benga hanimo henterremoh la hortografiah y hezkrivamoh como noz benga hen gana
    Ziii!!! biba la heboluzion!!!

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    1. No, de lo que se trata es de aprender a escribir como se habla y no de hablar como se escribe, es decir, como nos mandan, que es lo que hacen los pedantes, que se someten a las reglas aleatorias de ortografía que dicta la "divina" Academia.

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