lunes, 9 de noviembre de 2015

"Lo que ha de ser mañana no indagues tú"

El grupo Tyrtarion ha puesto música a la Oda 9 de Horacio del libro primero, dirigida a un tal Taliarco. Una melodía muy adecuada a la letra, con instrumentos antiguos, se une, como es habitual en los vídeos de este grupo, con unas imágenes alusivas que recrean el poema. 

No en vano los Carmina de Horacio nacieron para ser cantados, que eso es lo que quiere decir "carmen": cántico, cántiga o canción. Están compuestos en los metros eolios de la lírica, básicamente en estrofas  sáficas o alcaicas. En la estrofa de Alceo, precisamente, compuesta de dos endecasílabos, un eneasílabo y un decasílabo alcaicos, escribió Horacio este cántico que invita a disfrutar del momento presente sin preocuparse por lo que ha de ser mañana y que reproduzco en su versión rítmica:

 

Vides ut alta stet niue candidum
Soracte nec iam sustineant onus
siluae laborantes geluque
flumina constiterint acuto?

dissolue frigus ligna super foco
large reponens atque benignius
deprome quadrimum Sabina,
o Thaliarche, merum diota.

permitte diuis cetera, qui simul
strauere uentos aequore feruido
deproeliantis, nec cupressi
nec ueteres agitantur orni.

quid sit futurum cras, fuge quaerere et
quem Fors dierum cumque dabit, lucro
adpone nec dulcis amores
sperne puer neque tu choreas,

donec uirenti canities abest
morosa. nunc et campus et areae
lenesque sub noctem susurri
conposita repetantur hora,

nunc et latentis proditor intumo
gratus puellae risus ab angulo
pignusque dereptum lacertis
aut digito male pertinaci.

oOo



¿Ves cómo de honda nieve el Soracte en pie
se yergue cano y carga no aguantan ya
cansados bosques, y los ríos
cómo han cuajado en agudo hielo?

¡Ahuyenta el frío echándole tú al hogar
la leña en abundancia, Taliarco, y más
benignamente vierte el vino
de una tinaja sabina añejo.

Deja el resto a los dioses, que una vez
que al viento en pugna con el hirviente mar
han derrotado, ni cipreses
ni olmos añosos se zarandean.

Lo que ha de ser mañana no indagues tú,
y el día que la suerte te dé en tu haber
apúntalo, y amores dulces,
joven, y bailes no los desprecies

en tanto que morosa vejez tu edad
en flor no aje. El Campo y las plazas hoy
y el suave susurrar nocturno
vuelvan a ser a citada hora

ya, y la agradable risa que del rincón
oscuro a moza oculta la delató,
y prennda hurtada de sus brazos
o de su manno sin resistencia.




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