Quitadme de
los ojos ese Cristo
de mustia faz
y demacrado pecho;
quitadme de
los ojos esa Virgen
Vengan a mí
los Dioses del Olimpo,
vengan los
Dioses jóvenes y bellos,
con las
miradas invitando al goce,
con las
sonrisas incitando al beso.
El nacimiento de Venus, Alexandnre Cabanel (1863)
Surge, oh
Belleza, surge y resplandece
en el blanco
esplendor de tus misterios
sin recatar a
mis voraces ojos
las
tentadoras curvas de tu seno.
Otro,
infestado de pudor tartufo,
cubra la
Forma con profano velo:
yo adoro de
rodillas, yo bendigo
la victoriosa
desnudez de Venus.
oOo
Este Prada no es el costurero italiano, el cual, que yo sepa,
no se ha metido de modisto de altos vuelos a poeta todavía; tampoco es el
columnista de algunos periódicos y revistas españoles de derechas, novelista
por otro lado notable además de católico practicante, confeso obeso y mártir de
las tres o cuatro lectoras desocupadas y beatas que todavía lo soportan.
Lo que traigo hoy aquí a colación son unos versos breves
pero llenos de enjundia epigramática de don Manuel González Prada, escritor
peruano injustamente olvidado o desconocido por estos pagos, del que sacamos aquí una reseña, ya fallecido, pero
cuyas rimas siguen vivas, hoy más que nunca, todavía, sin perder ni ripio del
ritmo en el baile de las palabras.
Manuel González Prada (1844-1918)
Vienen como anillo al dedo para este medio de lectura rápida sobre la
pantalla fugaz que es internet, o sea la Red de la telaraña cibernética, y no
sobre el papel –aunque no hay mal que por bien no venga, ya que la falta de
papel supone muchos más árboles que se salvan de la tala.
Su característica más notable es, aparte de la brevedad
telegráfica, la condensación aforística del pensamiento. Allá van, espigados aquí y allá de
su obra poética, algunos ejemplos que hablan un poco de todo: de la maldad e
ignorancia, si no son la misma cosa, del ser humano; del
amor; de la relatividad del bien y el mal; y una declaración de principio que
no tiene desperdicio, antes del “Je ne regrette rien” de Edith Piaf.
Quien muchos días se pasa
sin ver a un necio de frente,
no tendrá seguramente
ningún espejo en su casa.
*
Mal conocemos al hombre
porque nunca deslindamos
donde termina el imbécil
y donde empieza el malvado.
*
El vicio y la virtud, el bien y el mal,
simples cuestiones de ángulo visual.
*
De nada estuve nunca arrepentido,
a no ser del pecado... no cometido.
*
Todo cabe en lo posible;
¿Por qué razón no cabrá?
Nada existe más absurdo
que la misma realidad.
*
Yo figuro en la comedia
de mi vida, o la tragedia,
como el autor, el actor
y el sereno espectador.
*
Ser el diamante o la arcilla,
la palmera o el zarzal,
el rumiante o el microbio,
el monarca o el patán,
todo es el mismo,
todo es igual.
Sucumbir hoy o mañana,
de vejez o enfermedad,
podrirse bajo la tierra
o en los abismos del mar,
todo es lo mismo,
todo es igual.
*
La dulce muerte del sueño
venga y cierre mis pupilas:
el olvidar que se vive
es lo mejor de la vida.
*
En la sesuda experiencia
de las personas ancianas,
no busquéis verdad o ciencia,
buscad errores con canas.
*
La creencia prudente y acertada,
la más segura, no creer en nada.
*
¿Dónde tus luces divinas,
oh Religión decantada?
Viejo candil de posada,
más humeas que iluminas.
*
Todos somos hermanos
(recordémoslo bien);
todos somos hermanos,
como Caín y Abel.
*
Orgullo no te cause el patriotismo,
que son también patriotas
que aman sus escondrijos y sus peñas
los topos y las ostras.
*
¡Es un perro! decimos
al denigrar a un zote.
Con más razón, al insultar a un perro,
repetirán los perros: ¡Es un hombre!
sin ver a un necio de frente,
no tendrá seguramente
ningún espejo en su casa.
*
Mal conocemos al hombre
porque nunca deslindamos
donde termina el imbécil
y donde empieza el malvado.
*
El vicio y la virtud, el bien y el mal,
simples cuestiones de ángulo visual.
*
De nada estuve nunca arrepentido,
a no ser del pecado... no cometido.
*
Todo cabe en lo posible;
¿Por qué razón no cabrá?
Nada existe más absurdo
que la misma realidad.
*
Yo figuro en la comedia
de mi vida, o la tragedia,
como el autor, el actor
y el sereno espectador.
*
Ser el diamante o la arcilla,
la palmera o el zarzal,
el rumiante o el microbio,
el monarca o el patán,
todo es el mismo,
todo es igual.
Sucumbir hoy o mañana,
de vejez o enfermedad,
podrirse bajo la tierra
o en los abismos del mar,
todo es lo mismo,
todo es igual.
*
La dulce muerte del sueño
venga y cierre mis pupilas:
el olvidar que se vive
es lo mejor de la vida.
*
En la sesuda experiencia
de las personas ancianas,
no busquéis verdad o ciencia,
buscad errores con canas.
*
La creencia prudente y acertada,
la más segura, no creer en nada.
*
¿Dónde tus luces divinas,
oh Religión decantada?
Viejo candil de posada,
más humeas que iluminas.
*
Todos somos hermanos
(recordémoslo bien);
todos somos hermanos,
como Caín y Abel.
*
Orgullo no te cause el patriotismo,
que son también patriotas
que aman sus escondrijos y sus peñas
los topos y las ostras.
*
¡Es un perro! decimos
al denigrar a un zote.
Con más razón, al insultar a un perro,
repetirán los perros: ¡Es un hombre!
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