domingo, 24 de abril de 2016

Lo llamamos democracia y no lo es



La primera parte del vídeo que os propongo, la cara A, es la más educativa, porque en ella se hace una crítica de los sistemas democráticos actuales de dominio. Es la parte más instructiva porque es la más destructiva. Aclaro el oximoro: frente a lo que nos han inculcado y nos repiten todos los días a todas las horas los medios de formación de masas, que es mentira, conviene decir que no vivimos en democracia. El video no pretende inculcarnos una nueva verdad, nos muestra la mentira de la verdad que tenemos inculcada, lo mismo que nos sugiere la Mafalda de Quino cuando se entera del significado de la palabra griega "democracia". Y eso, como dice el vídeo de Whymaps, uno de los más honestos que conozco, conviene tenerlo en cuenta antes de ir a votar.


La cara B nos habla de la democracia griega, el sistema político que se inventó en la Atenas clásica, que propiamente se denominó “democracia”, y que se propone como comparación.   Cuando se compara la democracia directa de Periclés con los sistemas de gobierno representativo actuales, se suelen hacer las siguientes objeciones al modelo griego, a las que me adelanto:

1ª.- La democracia ateniense era imperfecta, ya que  estaban excluidas las mujeres, los esclavos y los metecos o extranjeros de la asamblea. Efectivamente, se trataría, para mejorar ese sistema, de no excluir a nadie que tenga uso de razón y entendimiento, sin que fuera necesario ningún censo electoral previo.


2ª.- La democracia ateniense asamblearia hoy sería  impracticable en nuestros grandes estados nacionales.  Efectivamente: habría que descentralizar y dinamitar la administración política para volver a los pequeños “concejos abiertos” o plenos municipales de los pueblos de antaño, asambleas de los barrios en las grandes ciudades, comunidades de vecinos, donde  se tomarían las decisiones, si fuera necesario tomar alguna, nunca por mayoría, sino por unanimidad,  La trampa de todos los sedicentes sistemas democráticos consiste en hacer pasar la voluntad de la mayoría por la de todos, cuando es evidente que la mayoría no somos todos.

 No olvides la cara B


1 comentario: