La lengua
sueca, que es de origen germánico, no distingue géneros
gramaticales masculino/femenino ni en sustantivos ni en adjetivos. Dispone de un género UTRUM,
“animado” digamos, de palabras acabadas en -en, reservado en
principio a los seres vivos sea cual sea su sexo, por ejemplo en
häst, un caballo) e “inanimado” (género NEUTRUM, o palabras
acabadas en -ett, reservado en principio a las cosas ett hus
una casa) que designa a los seres inertes, aunque también se da un
reparto de “individuos” frente a “abstracciones”; por ejemplo, en
björk “un abedul” -especie- frente a ett träd “un
árbol” -género o concepto general-.
El
reparto, en todo caso, está muy lejos de ser racional, como sucede
en todas las lenguas, donde las divisiones de género que no son más que clasificaciones de palabras no responden a
abstracciones, sino que las abstracciones se hacen a posteriori.
Por eso las gramáticas suecas aconsejan que aprendamos la
palabra con su correspondiente artículo “en” “ett” porque
sí, sin buscar muchas explicaciones. Es decir, que, una vez
enunciada la "regla", las excepciones son tan numerosas que vale más olvidarse de la "regla" : por ejemplo el género de la
palabra “león”: por lógica, según lo expuesto, debería ser UTRUM, es decir, debería llevar el artículo
determinado EN, sin embargo lleva ETT, y se dice ett lejon
“un león”, y no el esperado *en lejon.
Como prefijos las formas en y ett que estamos viendo funcionan como artículo indeterminado, como sufijos funcionan como artículo determinado: en häst un caballo, hästen el caballo
La única excepción a este sistema general es el pronombre de tercera persona del singular, donde aparte de los susodichos géneros UTRUM o común ("den") y NEUTRUM ("det") hay un masculino ("han") y un femenino ("hon"). Normalmente, el masculino "han" se usaba como género no marcado.
Al parecer,
el SAOL, el diccionario de referencia de la lengua sueca, publicado y
revisado cada diez años por la Academia de dicha lengua -organismo que otorga
cada año el Premio Nobel de Literatura y que este año se ha lucido concediéndoselo al excelente compositor pero no escritor Bob Dylan- en su última edición del
15 de abril del año pasado introduce un pronombre personal de
tercera persona neutro creado ex professo por
el movimiento feminista de ese país en los años sesenta del siglo
pasado como alternativa al uso del género gramatical masculino como
no marcado, en situaciones que hacen referencia tanto a mujeres como
a varones. En sueco existía, como queda dicho, un pronombre masculino han
(él) y otro femenino hon
(ella), y ahora se propone o impone el pronombre hen,
que no tiene género, es decir, que es neutro: ni él ni ella, sino *elle o algo así, diríamos en español, o ello si no estuviera reservado para las cosas. Hen sirve
para referirse a una persona sin especificar si es varón o mujer,
bien porque se desconoce su sexo biológico o bien porque es irrelevante precisarlo;
también puede utilizarse para hablar de las personas transexuales o
de aquellas que no se identifican con ninguno de los estereotipos
sexuales. Uno de los argumentos a favor de esta imposición es que
diciendo “hen” se evita la expresión políticamente correcta “él
o ella”, pero lo malo del invento es que “hen” en sueco es también un sustantivo que significa “gallina”.
Algo
parecido han propuesto algunos feministas que se haga en castellano
so pretexto de “visibilizar a la mujer”. Para evitar expresiones
no discriminatorias y redundantes como “los suecos y las suecas
están contentos y contentas” podría utilizarse una terminación
neutra -ni masculina ni femenina- acabada en -e: “les sueques están
contentes”. Evitaríamos así fórmulas engorrosas y políticamente
correctas como la repetición de lo mismo con distinto morfema de
género gramatical. Con esta propuesta marcaríamos el género
masculino, hasta ahora no marcado o genérico.
Un profesor,
por ejemplo, que tenga chicos y chicas en clase, que suele ser lo
habitual, salvo en algunos colegios concertados que segregan al
alumnado por su sexo, no podrá decir “mis alumnos” para
referirse a la totalidad del grupo, sino “mis alumnes”, con todos los
adjetivos que quiera aplicarles concordados en género neutro y
número plural: estudioses, vagues o lo que sea... Asimismo,
una madre que tenga un hijo y una hija no
hablará en plural de sus “hijos” porque no sería políticamente correcto -sólo podría decirlo según el rigor
feminista que se quiere aplicar en el caso de que fueran todos
varones- sino de sus “hijes” -sin especificar su sexo.
No hace
falta decir que es tan ridículo como artificioso, y ¡sexista!,
contra lo que pretenden, dado que al crear ex nihilo un género gramatical no marcado, estamos marcando el masculino, que antes era el no marcado, lo que va contra la economía de la lengua, que no tiene nada que ver con la economía capitalista, sino con los procesos de ahorro de repeticiones innecesarias por superfluas.
El hecho de querer imponerle normas a la lengua es igual que querer poner puertas al campo. Las Academias de la Lengua dicen que ellas no son prescriptivas, sino descriptivas, pero lo malo es que la descripción que hacen acaba convirtiéndose para mucha gente en prescripción. La Academia describe supuestamente el habla de la gente, pero la gente que va de culta por la vida acaba hablando lo que escribe/dicta la Academia, que pasa de ser descripción a prescripción.
Lo peor de todo es que hay "algunes", algunos y algunas, que no "satisfeches" con promulgar todo tipo de leyes y reales decretos desde arriba, creen que hablando y escribiendo así van a solucionar algún problema, cuando lo que están haciendo es crear uno donde no lo había.
El hecho de querer imponerle normas a la lengua es igual que querer poner puertas al campo. Las Academias de la Lengua dicen que ellas no son prescriptivas, sino descriptivas, pero lo malo es que la descripción que hacen acaba convirtiéndose para mucha gente en prescripción. La Academia describe supuestamente el habla de la gente, pero la gente que va de culta por la vida acaba hablando lo que escribe/dicta la Academia, que pasa de ser descripción a prescripción.
Lo peor de todo es que hay "algunes", algunos y algunas, que no "satisfeches" con promulgar todo tipo de leyes y reales decretos desde arriba, creen que hablando y escribiendo así van a solucionar algún problema, cuando lo que están haciendo es crear uno donde no lo había.
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