¿Quién es el autor de eso que se llama poesía popular? El
autor es anónimo, o mejor dicho: no tiene nombre propio, sino el nombre común
de “pueblo”, como si dijéramos Fulano o Mengana o Perico el de los Palotes.
Además, no hay por qué buscar un único autor, sino que una copla popular puede
ser hija de varios autores anónimos. Estamos hablando del respetable vulgo, que en latín
se llamaba “uolgus”, “volgo” en intaliano, “Volk” en alemán, y “folk” en
inglés, de donde nos viene la palabra “folk-lore” o, castellanizada,
“folclore”, esto es, la tradición popular.
La espontaneidad y la sencillez son dos características
esenciales de estas producciones que, además, no nacen ni escritas ni para la
escritura, sino que pertenecen al cante de la tradición oral.
Sirva como ejemplo esta copla, que expresa como ninguna otra
el sentir común de disfrutar del momento y que puede considerarse la versión
popular del culto “carpe diem” horaciano: la gente no quiere sacrificarse en
aras del porvenir ni dejar de gozar de su tiempo, el ahora, en aras de un
hipotético mañana que no existe:
Quiero gozar de mi tiempo,
que es el que ahora me vale,
porque el día de mañana
aún no lo ha visto nadie. (1)
(1) Según otra versión de la copla, el último verso sería:
“ese no lo ha visto naide (sic)”, con la forma vulgar “naide” en vez de “nadie”. Nadie precisamente es una reacción contra el vulgarismo "naide", procedente de "nati".
La poesía popular es puro sentimiento, sentimiento puro.
Decía don Antonio Machado y Álvarez, padre de los insignes poetas Antonio y
Manuel Machado, en la introducción a su antología “Cantes flamencos y cantares”,
de donde saco estas muestras, que una de las características más importantes
de esta poesía era que desconoce el ripio. Dice que podría sentarse el
principio de que la copla, soleá o seguidilla que contenga un ripio no es
popular, sino que es obra de algún autor con nombre propio y apellidos, porque
el pueblo no busca florituras literarias –ripios- sino que expresa con
sencillez sus sentimientos: se queja cuando siente dolor, y ríe cuando se
alegra, sin esmaltar sus risas o sus lágrimas con adornos postizos, con
palabras o frases superfluas que sólo sirven para completar el verso o darle la
rima necesaria, pero que no aportan nada a la expresión pura y desnuda del sentimiento.
Sirva como ejemplo esta soleá:
“Si me has de dar malos ratos,
más vale que me aborrezcas
y que no me quieras tanto”
O esta seguiriya desesperada:
“A la muerte llamo,
no quiere venir;
que hasta la muerte tiene, compañera,
lástima de mí.”
O esta copla mismamente:
“Hasta que no te emborrachas
no vienes en busca mía;
ojalá te emborracharas
a todas horas del día”.
Una copla popular que expresa el enamoramiento a primera
vista: te vi casualmente una vez, la primera vez, y desde entonces te sigo
viendo a todas horas: tal es la herida del enamoramiento, el flechazo de Cupido
que me hace que te vea aunque no te quiera ver, es decir, que me hace ver lo
que no veo.
“Al dar la vuelta a una esquina
te vi la primera vez,
y desde entonces te veo
aunque no te quiera ver.”
O este otro cantar, que presenta el mismo tema con otras
palabras e imágenes:
“Mira tú si yo tendré
fijo en ti mi pensamiento,
que si al espejo me miro
en vez de verme, te veo.”
Otra copla popular que expresa lo que es la cárcel, esa
metáfora de la sociedad, una reflexión que surge desde abajo:
“En la puerta del presidio
hay escrito con carbón:
Aquí el bueno se hace malo
y el malo se hace peor.”
Y lo que siempre ha pensado el pueblo de la falta de libertad: que
aunque la jaula sea de oro no deja de ser por eso mismo una prisión; otra reflexión desde abajo
contra el Estado, es decir, contra las altas instancias de la sociedad y de uno
mismo:
¿De qué le sirve al cautivo
tener los grillos de plata
y las cadenas de oro
si la libertad le falta?
Algunos poetas han acertado a expresar lo popular que llevan dentro, es decir, han prestado su voz al pueblo, y este, como agradecimiento, los considera poetas populares. Muchos, por ejemplo, atribuyen esta copla a don Antonio Machado: Ni contigo ni si ti / tienen mis penas remedio, / contigo porque me matas, / sin ti porque me muero. Lo primero de todo es que hay variantes como: "tienen mis males remedio" en vez de "tienen mis penas remedio" y "contigo porque no vivo" en lugar de "contigo porque me matas". Y lo segundo es que no parece que la escribiera Antonio Machado, aunque bien pudo hacerse eco de ella.
Ya nuestro Marcial escribió en latín algo parecido en este dístico elegíaco de hexámetro y pentámetro dactílicos (XII 46), que traduzco en versión rítmica:
Difficilis facilis iūcundus
acerbus es īdem.
Nec tēcum possum uīuere nec sine tē.
Eres difícil y fácil, amable y arisco tú mismo.
Ni contigo capaz soy de vivir ni sin ti.
HACÍA MUCHO TIEMPO QUE NO DISFRUTABA LEYENDO Y ES MUY CIERTO QUE LA POESÍA POPULAR NO SE PIERDE CON EL TIEMPO, ÉSTE SE PIERDE HACIENDO, TANTAS VECES, LO QUE NO DEBEMOS.
ResponderEliminarGracias por el comentario y la visita.
EliminarPreciosa disquisición sobre la poesía popular.
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