miércoles, 5 de agosto de 2015

Pater noster...

El latín ha sido la lengua oficial de la liturgia de la iglesia católica, apostólica y romana durante muchos siglos,  hasta que el concilio Vaticano II, clausurado en 1965 por el papa Pablo VI,   permitió que se utilizaran las lenguas vernáculas o propias de cada país de la cristiandad, lo que significó en la práctica que la misa dejara de celebrarse en latín. 

No obstante el latín de la iglesia católica que se empleaba en dicha liturgia suena al oído algo distinto al de César, Cicerón o Virgilio, es decir, al latín clásico, porque es una pronunciación degenerada, concretamente italiana. Tomemos, por ejemplo, el texto de la principal oración de la liturgia cristiana, que es el Padrenuestro, del que hablábamos el otro día a propósito del perdón de las deudas, y veremos enseguida que las diferencias no son muchas, pero sí importantes. 

Os pongo como ejemplo la palabra "sanctificetur". Sabemos que es latín, sabemos que significa "sea santificado", y que según la gramática es una 3ª persona del singular del presende de subjuntivo de la voz pasiva del verbo "sanctífico", pero ¿cómo la leemos? La pronunciación española sería "sanctifizétur" pero un italiano lo leería "sanctifichétur" a la italiana, por no hablar de un francés, que pronunciaría la "u" a la francesa y la erre gutural y, además, como es normal en su lengua, desplazaría el acento llano de la palabra a la sílaba final convirtiéndola en aguda... Cada lengua impone su "nacionalismo": creemos que la pronunciación correcta es la que nosotros practicamos y no nos entra en la cabeza que puede haber y de hecho hay otras pronunciaciones, otras lenguas. ¿Cuál es más legítima? Ninguna de las tres citadas, la pronunciación clásica latina por los testimonios que conocemos no es ni la una ni las otras, sino "sanctifikétur". Sin embargo la iglesia, cuya sede, la ciudad del Vaticano, está en Roma, adoptó e impuso la italiana a toda la cristiandad, todo un despropósito.

Os propongo escuchar el Pater noster en latín. En primer lugar con la pronunciación eclesiástica, que es la italiana, en este vídeo, donde se canta y acompaña de partitura gregoriana:


Y ahora me gustaría que escucháseis cómo suena con la pronunciación clásica restituida, y a la vez como suena ahora en cada una de las lenguas romances: portugués, gallego, castellano, catalán, francés, italiano y rumano. (Por cierto, al llegar al "perdónanos nuestras deudas", la versión gallega es la única que presenta la nueva traducción "ofensas", preceptiva desde 1988, según la hemeroteca de El País, mientras que las demás lenguas siguen fieles en el audio a las viejas y originarias "deudas", más respetuosas con la Vulgata, esas que nadie, ni siquiera Dios según la conferencia espiscopal, está dispuesto ya a perdonar cristianamente hoy día).

 

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