Podría resumirse en
sólo cuatro palabras casi toda la doctrina filosófica y la actitud ante la vida
que supone el epicureísmo. Epicuro, como se sabe, fue un filósofo griego
que vivió a caballo entre los siglos IV y III antes de nuestra era. Su
filosofía es el materialismo atomista de Demócrito, y su ética es hedonista (de
hedoné, placer en griego). Suele definirse el hedonismo como la
búsqueda del placer que evita las situaciones, cosas y personas, que nos deparan
dolor y complican innecesariamente la vida.
Su sistema
filosófico se ha presentado a veces como un remedio contra los males de la
vida. La receta nos la da un seguidor de su escuela, llamado Filodemo de Gádara
en un papiro, el número 1005, que se reproduce arriba, que fue encontrado
en su villa de Herculano, junto a Pompeya, en esa Italia profunda, culta y
helenizada que se llamó la Magna Grecia.
La fórmula de
Filodemo se conoce como el tetrafármaco o cuádruple remedio. La vacuna
cuadrivalente que nos prescribe contra la desdicha para lograr un poco de
felicidad en nuestra vida cotidiana, la única que tenemos, reza en griego
así: Άφοβον ο θεός, ανύποπτον ο θάνατος και ταγαθόν μεν εύκτητον,
το δε δεινόν ευεκκαρτέρητον. Una traducción libre de este conjuro
cuadrivalente podría ser la siguiente redondilla:
No te inspire Dios temor,
ni la muerte ponga freno.
Que está a tu alcance lo bueno
y se pasa lo peor.
O
esta cuarteta, que dice más o menos lo mismo con otra rima:
No
te infunda Dios tormento,
ni
la muerte suspicacias.
Que
son los bienes sin cuento,
y uno lleva sus desgracias.
Los adjetivos
griegos áfobon y anýpopton comienzan los dos con alfa privativa (a-
ante consonante como en a-cracia y an- ante vocal, como en an-arquía),
cuyo significado es "libre de, carente de": áfobon está
formado sobre el sustantivo fóbos, que significa "miedo" y es
el origen de todas nuestras "fobias"; anýpopton, por su
parte, está construído sobre el verbo hypopteúo, que quiere decir
"sospechar, suscitar suspicacia o mirar con aprensión y recelo"; es
un verbo compuesto a su vez del prefijo hypo, equivalente del latino sub-,
esto es, desde abajo, y del verbo simple opteúo, que
quiere decir "mirar, ver", y que se relaciona con "óptico",
por ejemplo.
Por otra parte,
los adjetivos eúkteton y euekkartéreton tienen en común el que
están fraguados ambos con el prefijo eu-, que significa
"bien", como vemos en helenismos tales como euforia, eutanasia,
eufemismo... En palabras compuestas este sufijo denota que algo es
llevadero, fácil. Algo que sea eúkteton es algo fácil de adquirir, del
verbo ktáomai, que precisamente significa procurar, conseguir, lograr.
Decir de algo que es euekkartéreton supone decir que es fácil de
soportar, del verbo ekkarteréo, que quiere decir sufrir,
sobrellevar.
Según
Epicuro los bienes están al alcance de nuestra mano, delante de nosotros, y los
males no son tan malos que no podamos soportarlos, pues como dice el refrán
"no hay mal que cien años dure", pero también "no
hay mal que por bien (en realidad, para bien) no venga", lo que
viene a mostrarnos lo relativas que son nuestras categorías morales
Los
dos grandes miedos contra los que lucha el epicureísmo, porque son los que
envenenan la vida haciéndola imposible, son la religión y la muerte. Epicuro no
niega la existencia de Dios o de los dioses, afirma simplemente que, si
existen, no se ocupan de los hombres.
En
cuanto a la muerte, es célebre la sentencia que escribió en su carta a Meneceo,
donde establece que nosotros y la muerte somos incompatibles: El más aterrador, por tanto, de los males,
la muerte, nada es para nosotros, por cuanto mientras nosotros estamos, la
muerte no está presente; y cuando la muerte esté presente, entonces
nosotros no estaremos. Por tanto, ni para los que están vivos es, ni para
los que han muerto, por cuanto para unos no está, y los otros ya no están
ellos. (Traducción de Luis -Andrés Bredlow).
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