1.-Si vas a decir algo, procura que no lo haya dicho nadie antes. Si ya lo ha dicho alguien, que es lo más probable por aquello de Terencio de que nullum est iam dictum quod non dictum sit prius no hay nada dicho que no haya sido dicho ya, procura que valga la pena repetirlo; en caso contrario, mantén la
boca cerrada. Vale más el silencio en ese caso que las palabras: Hay palabras
que dicen poca cosa, y silencios que dicen casi todo.
2.- Un fragmento de
Epicuro (388 Usener) en versión original subtitulada en latín,
inglés y español oficial contemporáneo: εἰ
ταῖς ἀνθρώπων εὐχαῖς ὁ θεὸς
κατηκολούθει, θᾶττον ἂν ἀπώλλυντο
πάντες ἄνθρωποι, συνεχῶς πολλὰ καὶ
χαλεπὰ κατ᾽ ἀλλήλων εὐχόμενοι.
-Si
hominum precibus deus pareret, celerius perirent omnes homines,
continuo multa et dira alii contra alios precantes.
-If
God listened to the prayers of men, all men would quickly have
perished: for they are for ever praying for evil against one another
(tr. de Cyril Bailey)
-Si
la divinidad hiciera caso de las súplicas de los hombres,
rápidamente habrían muerto todos los hombres, ya que formulan
siempre muchos y duros ruegos los unos contra otros.
3.-
Corpus sanum. Título sacado de un verso de Juvenal, convertido en un proverbio generalmente mal entendido: “Mens sana in corpore sano”. Esta frase casi siempre se ha interpretado en el sentido de que hay que
cultivar la inteligencia a la vez que el cuerpo (como Aristóteles,
que incluye la gimnasia o educación física entre las disciplinas
fundamentales de la “paideia”). El contexto del dicho es Orandum
est ut sit mens sana in corpore sano (Juv. 10, 356), que propiamente significa: “hay que pedir a los dioses que haya (que nos den, que tengamos) una mente sana en un
cuerpo sano”. Sin embargo suele citarse esta expresión para
indicar que nosotros mismos tenemos procurar la salud de nuestro
cuerpo, cultivando hábitos saludables de higiene y pre-ocupándonos
por ello, cosa que mentalmente no es muy saludable.
4.-
Nosce te ipsum:
Conócete
a ti mismo. Si
la tarea de conocer a otra persona es bastante difícil ya de por sí,
no digamos la de conocerse uno a sí mismo, imposible ontológicamente
hablando. Es muy probable, por lo tanto, que ni nos conozcamos bien a
nosotros mismos ni conozcamos a ninguna otra persona, a nadie más.
El conocedor no puede ser a la vez sujeto y objeto de su propio
conocimiento, debería llamarse desconocedor: desconócete
a ti mismo, desconoce a los demás.
5.-
Pequeña antología personal de citas de Paul Léautaud en versión original francesa
subtiulada en castellano:
Il faut que l’homme croie à quelque chose. Se passer d’une idole
lui est impossible. Pendant des siècles, il a cru en Dieu. Cette
croyance s’est émoussée. Aujourd'hui, il croit en la science.
-Es preciso que el hombre crea en algo. Prescindir de un ídolo le es
imposible. Durante siglos ha creído en Dios. Esta creencia se ha
embotado. Hoy cree en la ciencia.
On n'est jamais loin de détester ce qu'on aime.
-No estamos lejos nunca de odiar lo que amamos.
On ne choisit rien dans la vie : ses parents, son pays, son caractère, sa carrière, ses amis, ses maîtresses, ni sa mort ! Le hasard est partout. Une irresponsabilité générale.
-No estamos lejos nunca de odiar lo que amamos.
On ne choisit rien dans la vie : ses parents, son pays, son caractère, sa carrière, ses amis, ses maîtresses, ni sa mort ! Le hasard est partout. Une irresponsabilité générale.
-¡No escogemos nada en la vida: nuestros padres, nuestro país, nuestro
carácter, nuestra carrera, nuestros amigos, nuestras amantes ni
nuestra muerte! El azar está por todas partes. Una irresponsabilidad
general.
[Se sacrifier pour une idée]
C’est de l’aliénation mentale. Comme les premiers chrétiens qui
se laissaient dévorer pour démontrer leur foi. Des aliénés. Tout
ce qui est sentiment religieux est aliénation mentale à un degré
ou un autre. L'homme sur le champ de bataille qui court avec entrain
à la mort : un aliéné provisoire. L'être qui prête un pouvoir
magique, surnaturel, à un objet quelconque : croix, statuette, etc.,
etc., un aliéné partiel. Tout ce qui est superstition, croyance
aveugle, est un degré de folie.
-(Sacrificarse
por una idea) Es una alienación mental. Como los primeros cristianos
que se dejaban devorar para demostrar su fe. Unos alienados. Todo lo
que sea sentimiento religioso es alienación mental de uno u otro
grado. El hombre en el campo de batalla que corre con entusiasmo a la
muerte: un alienado provisional. El ser que otorga un poder mágico,
sobrenatural, a un objeto cualquiera: cruz, estatuilla, etc., etc.,
un alienado parcial. Todo lo que es superstición, ciega creencia, es
un grado de locura.
(Revenant d'une messe pour le cinquième anniversaire de la mort d’Apollinaire) Je n’avais jamais vu de si près ce que c’est que dire une messe. C’est à mourir de rire. J’avais pensé à me retenir. Le grotesque et la bêtise de la chose dépassent toute mesure. Ce prêtre, qui tient en main un ciboire, qui l’élève, qui trace au-dessus, dans le vide, avec une main, des signes mystérieux, c’est absolument le prestidigitateur qui vous montre un chapeau, qui vous dit: «Voyez, Messieurs, Mesdames: il n’y a rien dedans», qui fait ensuite je ne sais quelle acrobatie de gestes, et vous remontrant le chapeau en tire une douzaine d’œufs. Il faut vraiment être doué d’une incurable et monumentale bêtise pour assister en crédule respectueux à une pareille singerie. Une petite troupe de fidèles, à figures spéciales, comme tous les «fidèles», sont ensuite venus s’agenouiller en demi-cercle devant la grille de la chapelle pour recevoir «le corps de notre Seigneur».(...) Je jure bien que je ne veux pas de ces bouffonneries pour moi quand je quitterai ce monde.
-(Al volver de una misa por el quinto aniversario de la muerte de Apollinaire) Nunca había visto yo te tan cerca lo que es decir una misa. Es para morirse de risa. Había pensado en contenerme. Lo grotesco y la tontería del asunto sobrepasa cualquier medida. El sacerdote, que tiene en la mano un copón, que lo levanta, que traza por enncima, en el vacío, con una mano, unos signos misteriosos es absolutamente el prestidigtador que os muestra un sombrero, que os dice: «Vean, señores, señoras: no hay nada dentro», que hace a continuación no sé qué acrobacia de gestos, y volviendo a mostraros el sombrero saca de él una docena de huevos. Verdaderamente hay que estar dotado de una incurable y monumental tontería para asistir como creyente respetuoso a una memez igual. Una pequeña tropa de fieles, con rostros especiales, como todos los «fieles», han ido enseguida a arrodillarse formando un semicírculo ante la cancela de la capilla para recibir «el cuerpo de nuestro Señor». (…) Juro bien que no quiero para mí estas payasadas cuando abandone este mundo.
Je suis en admiration devant ce petit apologue d'Oscar Wilde. Jésus rencontre Lazare, après qu'il l'a ressuscité. Se penchant vers lui, à l'oreille : « Dis donc, Lazare ? Toi qui as été mort, qu'est-ce qu'il y a, de l'autre côté ? ». Lazare, en confidence : « Seigneur, il n'y a rien ». Jésus, vivement : « Ne le dis pas ! ». Toute la farce de la religion est là.
-Siento admiración ante este pequeño apólogo de Oscar Wilde. Jesús se encuentra a Lázaro, después de haberlo resucitado. Inclinándose hacia él, a la orejea: «Dí entonces, Lázaro, tú que has estado muerto, ¿qué hay al otro lado?. Lázaro, confidencialmente: «Señor, no hay nada». Jesús, vivamente: «¡No se lo digas a nadie!». Toda la farsa de la regilón está ahí.
Paul Léautaud, escritor francés y crítico teatral (1872-1956)
(Revenant d'une messe pour le cinquième anniversaire de la mort d’Apollinaire) Je n’avais jamais vu de si près ce que c’est que dire une messe. C’est à mourir de rire. J’avais pensé à me retenir. Le grotesque et la bêtise de la chose dépassent toute mesure. Ce prêtre, qui tient en main un ciboire, qui l’élève, qui trace au-dessus, dans le vide, avec une main, des signes mystérieux, c’est absolument le prestidigitateur qui vous montre un chapeau, qui vous dit: «Voyez, Messieurs, Mesdames: il n’y a rien dedans», qui fait ensuite je ne sais quelle acrobatie de gestes, et vous remontrant le chapeau en tire une douzaine d’œufs. Il faut vraiment être doué d’une incurable et monumentale bêtise pour assister en crédule respectueux à une pareille singerie. Une petite troupe de fidèles, à figures spéciales, comme tous les «fidèles», sont ensuite venus s’agenouiller en demi-cercle devant la grille de la chapelle pour recevoir «le corps de notre Seigneur».(...) Je jure bien que je ne veux pas de ces bouffonneries pour moi quand je quitterai ce monde.
-(Al volver de una misa por el quinto aniversario de la muerte de Apollinaire) Nunca había visto yo te tan cerca lo que es decir una misa. Es para morirse de risa. Había pensado en contenerme. Lo grotesco y la tontería del asunto sobrepasa cualquier medida. El sacerdote, que tiene en la mano un copón, que lo levanta, que traza por enncima, en el vacío, con una mano, unos signos misteriosos es absolutamente el prestidigtador que os muestra un sombrero, que os dice: «Vean, señores, señoras: no hay nada dentro», que hace a continuación no sé qué acrobacia de gestos, y volviendo a mostraros el sombrero saca de él una docena de huevos. Verdaderamente hay que estar dotado de una incurable y monumental tontería para asistir como creyente respetuoso a una memez igual. Una pequeña tropa de fieles, con rostros especiales, como todos los «fieles», han ido enseguida a arrodillarse formando un semicírculo ante la cancela de la capilla para recibir «el cuerpo de nuestro Señor». (…) Juro bien que no quiero para mí estas payasadas cuando abandone este mundo.
Je suis en admiration devant ce petit apologue d'Oscar Wilde. Jésus rencontre Lazare, après qu'il l'a ressuscité. Se penchant vers lui, à l'oreille : « Dis donc, Lazare ? Toi qui as été mort, qu'est-ce qu'il y a, de l'autre côté ? ». Lazare, en confidence : « Seigneur, il n'y a rien ». Jésus, vivement : « Ne le dis pas ! ». Toute la farce de la religion est là.
-Siento admiración ante este pequeño apólogo de Oscar Wilde. Jesús se encuentra a Lázaro, después de haberlo resucitado. Inclinándose hacia él, a la orejea: «Dí entonces, Lázaro, tú que has estado muerto, ¿qué hay al otro lado?. Lázaro, confidencialmente: «Señor, no hay nada». Jesús, vivamente: «¡No se lo digas a nadie!». Toda la farsa de la regilón está ahí.
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