He aquí un epigrama de la Antología Griega (VII, 282) atribuido a un
tal Teodoridas, poeta epigramático.
El epigrama es un texto breve generalmente en verso que se inscribe (el término latino
“in-scriptio” es calco semántico de “epigrama”) sobre una
lápida fúnebre a guisa de epitafio (de epi "sobre" y "tafio" tumba), para recuerdo del transeúnte que lo lee. Son las últimas palabras del fallecido, lo que él ha
querido decirnos y que quede de él como recuerdo para aviso de navegantes.
Como texto literario que es, puede aparecer sobre otros soportes como el papiro o, más tarde, el pergamino, y dentro de otro texto literario o de una colección de epigramas, dado que se trata de un género o subgénero literario independiente. Buen ejemplo de esto es la citada
Antología Griega o Palatina.
Su forma más breve es el dístico: una estrofa de dos versos. El dístico elegíaco es
de ritmo dactílico, es decir, está compuesto por un tiempo marcado seguido de dos no marcados. Un hexámetro de seis dáctilos y un pentámetro de cinco, según el siguiente esquema.
El hecho de que el epitafio esté en verso le añade solemnidad al
texto: se trata de fijar el lenguaje en un esquema rítmico,
constreñirlo dentro de un corsé para que la memoria pueda
recordarlo con facilidad y repetirlo como si se tratara de un mantra.
El
que traigo como ejemplo dice de sí mismo que es la tumba de un
náufrago que ha muerto en un naufragio, y aconseja al lector, a
nosotros mismos que lo leemos ahora, que sigamos el curso de nuestra
vida, que el hecho de que otros hayan caído antes no debe desanimarnos a
la hora de emprender nuestro propio viaje.
Mersi sum tumulus: perge in mare: tunc quoque cum nos
occidimus, navis multa tenebat iter.
(Versión latina)
(Versión latina)
Tumba de náufrago soy; mas tú zarpa, que cuando nosotros
ya sucumbíamos, mil naves surcaban la mar.
(Versión castellana)
(Versión castellana)
Os dejo con este viejo Epitaph de King Crimson, el Rey Escarlata y su inolvidable rock sinfónico:
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