viernes, 16 de junio de 2017

Nueve epigramas de Páladas, el poeta alejandrino

He aquí una selección muy particular, muy mía, de nueve epigramas del poeta helenístico Páladas de Alejandría, un poeta menor no por poco conocido menos interesante,  incluidos en la Antología Palatina.

Nació en el siglo IV después de Cristo en la ciudad que fundara Alejandro Magno en el delta del Nilo. Probablemente conoció y trató a Hipacia (mejor que Hipatia, lo mismo que decimos democracia en vez de democratia) y lloró sin duda al ver arder la Biblioteca de Alejandría. Se le atribuyen 150 epigramas conservados en los libros IX, X y XI de la citada antología.

La vida del poeta nos resulta prácticamente desconocida. Los pocos datos biográficos que se conocen se entresacan de su obra.  Por ella sabemos que los antiguos lo llamaron “Metéoros”, el elevado, el que está sobre la tierra, en el aire,  reconociendo así la calidad literaria de sus epigramas. De ahí deriva, por cierto, nuestra meteorología, dicho sea de paso, como estudio de "tà metéora" los fenómenos elevados, es decir, atmosféricos o celestes.

Algunos epigramas contienen valiosa información sobre la situación política, religiosa y social de la Alejandría del obispo Teófilo, antecesor y tío de Cirilo, y del conflicto entre cristianos y paganos, la lucha entre Jerusalén y Atenas, como ha sido denominada a veces, que tuvo lugar en las calles de Alejandría.

Páladas se lamenta ante la declinación de las creencias por él profesadas a causa de la penetración creciente del fanatismo de la nueva fe cristiana. Un tal Doroteo lo denunció por su rechazo del nuevo dogma, lo que le valió la pérdida de su trabajo remunerado como maestro. Su disgusto fue aún mayor ante los padecimientos económicos que conllevó, por lo que con él empezó a hacerse ya proverbial aquello de "pasar más hambre que un maestro de escuela". He aquí algunos de sus poemas en versión rítmica.


l.- Placeres de Baco y Afrodita: el olvido del mundo y el amor.
Comienzo por tres dísticos elegíacos de hexámetro y pentámetro dactílicos en los que el poeta nos exhorta, ante la constatación de la muerte inevitable, a gozar del vino, que nos hará olvidar precisamente  nuestra condena a muerte, y los placeres afrodisiacos del erotismo.

Es forzoso morir a toda persona, y  ninguno
hay mortal que a vivir sepa mañana si va.
Hombre, teniendo lo cual muy presente, date contento
con el divino licor que hace la muerte olvidar.
Goza también de Afrodita, viviendo tu efímera vida;
Y resolver lo demás déjalo todo al azar.

2.- La farsa de la vida.
Farsa la vida toda y comedia, o aprende teatro
sin pensártelo más, o sobrelleva el dolor.
(A.P. X, 72)

Así lo tradujo al latín en versión rítmica Samuel Johnson: 
Vita omnis scena est ludusque; aut ludere disce
seria seponens, aut mala dura pati.

3.- De la condición humana, contra Platón.
 Hombre, si tienes recuerdo de cómo tu padre te hizo
cuando te concibió, deja tu grandiosidad.
Pero Platón te infundió delirando tufos, diciendo
que eras inmortal y un “vegetal celestial”(1).
Hecho de barro estás. ¿Qué más crees? Así lo diría
uno adornándotelo con muy solemne expresión;
pero si buscas la fórmula exacta, de una lujuria
irreprimible estás hecho y de lefa vulgar.
(1) Alusión a Platón, Timeo, 90 a


4.- Nacidos para morir.
 Todos somos criados para la muerte y cebados,
cual porcina grey que hay que matar sin razón.
(A. P., XI, 381)


5.- Misoginia.
Toda mujer es hiel, pero tiene dos buenos momentos:

uno en el lecho nupcial, otro en el lecho mortal.

Este tremendo epigrama misógino fue imitado por el poeta inglés Ezra Pound, que hizo la siguiente versión:
Woman? Oh, woman is a consummate rage,
but dead or asleep, she pleases.
Take her. She has two excellent seasons.


6.- La virtud del silencio.
 
Todo patán, si se calla, resulta muy sabio, ocultando
su pensamiento como un vergonzosísimo mal.
(A.P. X 98)

Así lo tradujo al latín en versión rítmica Samuel Johnson: 
Cum tacet indoctus, sapientior esse uidetur,
et morbus tegitur, dum premit ora pudor.


7.- La divina Hipacia.
 A pesar de la misoginia que hemos visto en un epigrama anterior, destaca este otro, el núm. 400 del libro IX de la Antología, compuesto por cinco trímetros yámbicos,  dedicado a Hipacia, la famosa filósofa y matemática neoplatónica, que murió a manos de una horda de monjes fanáticos, popularizada entre nosotros gracias a la espléndida película Ágora de Alejandro Amenábar. La última científica del mundo antiguo fue desgraciadamente contemporánea del obispo Cirilo, perseguidor de las creencias paganas, judías y heterodoxas cristianas. Condenada al martirio, murió en 415 ó 416, asaltada por las turbas fanáticas cristianas envalentonadas por Cirilo, en las que iban varios monjes; desnudada en la calle, arrastrada a una iglesia y allí asesinada en nombre de la nueva fe.

Al verte, a ti me inclino yo y a tus razones,
pues veo la constelación de Virgo astral;
porque en el cielo el fruto está de tu labor,
divina Hipacia, de razones esplendor,
brillante estrella de ilustrada educación.
(A.P. IX, 400)

8.- La lección del maestro Epicuro
 

Más que la muerte per se, es el temor de la muerte, como reconoce el poeta alejandrino, con un talante epicúreo y hedonista,  lo que envenena la vida humana. Una de las buenas cosas que se logran con la muerte es, precisamente, dejar de tenerle miedo.

Es el temor de la muerte tormento muy doloroso;
pero el mortal, al morir, gana librándose de él.
No por cierto solloces por el  que abandona la vida;
pues después de morir no es sufrimiento lo que hay.
(A.P. X, 59)

9.- La vida es sueño

Curiosamente encontramos aquí el tópico de la vida es sueño, desarrollado entre nosotros por Calderón, y formulado ya por nuestro poeta alejandrino en el verso tercero del poema: "imaginando que es un sueño nuestra vida": óneiron... eînai tòn bíon". Reparad en las resonancias de las palabras griegas: onírico, biológico...
¿Sin morir vivimos sólo acaso en apariencia,
amigos griegos, en desgracia hundiéndonos,
imaginando que es un sueño nuestra vida?
¿O vivimos, cuando llega al fin la vida ya?
(A.P.X. 82)

6 comentarios:

  1. Páladas resulta enormemente actual. L.A. de V.

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  2. Me gustaría saber de quién son las traducciones al español de los poemas de Páladas, ¿quizás del propio "Guillermo", que omite decirlo por modestia?

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    1. Guillermo Almeida Arce3 de mayo de 2023, 14:14

      Mías son en efecto. En caso contrario mencionaría el nombre del traductor. No es cuestión de modestia.

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  3. Muchas gracias por estas preciosas traducciones

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