El latín, según la célebre tesis de Jules Marouzeau (Le latin langue de paysans), era una lengua de campesinos, agricultores y ganaderos. Es algo que salta a la vista cuando examinamos palabras como CULTURA, que en principio significaba cultivo, como en "agri-cultura", o labranza del campo.
Se refería sobre todo al cultivo de las viñas y de los sembrados de
trigo, de donde salen los dos grandes dones de la tierra para griegos y
romanos ante Christum natum (y para los cristianos también
después con el paso del tiempo): el vino y el pan, ambos además
divinizados, tanto por los paganos (el vino sería el regalo de Baco o
Dioniso; y el pan, el fruto cereal de la madre Ceres o Deméter, que los
emperadores romanos siempre procuraban que no le faltara al pueblo, por
aquello de pan y circo), como por los cristianos (que consideran
que el vino es la sangre, y el pan, el cuerpo de Cristo en la
eucaristía). De este significado de "cultivo" del campo se pasa al
cultivo de uno mismo y de sus cualidades espirituales o inmateriales,
como la sensibilidad, la inteligencia, el sentido crítico y demás, sin
olvidar, mens sana in corpore sano, el culturismo o cultivo físico del propio cuerpo de uno, eso que llaman ahora con más pedantería que acierto educación física, en detrimento del término más honesto que era gimnasia.
Otro vocablo que prueba este origen rural sería el verbo DELIRARE delirar, que en principio significaba salirse del surco que trazaba la reja del arado o caballón, que se llamaba lira precisamente en la lengua del Lacio. De ahí nuestro significado de desvariar, de tener perturbadas las capacidades mentales y hacer despropósitos o disparates, como desviarse de la línea trazada cuando uno está labrando la tierra.
TERRAE FETVS: Pratum(1) fert gramina cum floribus & herbis quae desecta fenum(2) fiunt. Aruum(3) fert fruges & holera(4). In siluis proueniunt fungi(5), fraga(6), myrtilli &c. Sub terra nascuntur metalla, lapides, mineralia. (Ilustración del Orbis sensualium pictus, de J. A. Comenius)
Otro
término que ilustra este carácter rústico de nuestra lengua madre es el
adjetivo RIVALIS -E, que deriva del sustantivo RIVUS -I, nombre del
arroyo: rival sería etimológicamente el vecino con el que uno se disputa el agua del riachuelo para el regadío. De ahí que rival
en principio sólo fuera el ribereño, para pasar después a ser el
adversario, contrincante o competidor en la guerra, en el amor o en la
vida en general.
Esta
característica rural de la lengua latina se ve en muchas otras
palabras. Quizá una de las más significativas sea el verbo PUTARE, que
en principio quería decir "podar", como demuestra su evolución al
castellano (PUTARE>PUTAR>PUDAR>PODAR), y el
cultismo amputar, y que pasó a significar pensar por
comparación o metáfora de la actividad de la poda con la del
pensamiento: amputación de las ideas que no nos sirven, que desechamos
como las ramas desgarbadas e infructuosas de algunos árboles frutales:
pensar sería librarse de la rémora de las ideas preconcebidas o
inculcadas, de los prejuicios. En relación con este signficado más
intelectual de un verbo que en principio significaba "amputar" y "podar"
tenemos en español derivados como diputado, reputación y computadora, por ejemplo, y de computar tenemos contar, tanto en el sentido de cuenta, contabilidad o cómputo propiamente dicho como en el de cuento literario.
AGRICVLTVRA: Arator(1) iungit aratro(2) boues(3), & laeua stiuam(4) tenens, dextra rallum(5), quo glaebas(6) amouet, scindit terram, antea fimo(8) stercoratam, uomere(7) et dentali facitque sulcos(9). Tum seminat semen(10) & inoccat occa(11). Messor(12) metit maturas fruges falce messoris(13), colligit manipulos(14) & colligat mergites(15). Tritor(16) triturat frumentum in area horrei(17) flagello (tribula)(18), iactat uentilabro(19), atque ita palea & stramine(20) separata, congerit in saccos(21). Feniseca(22) facit fenum in parto, gramen falce fenaria(26) desecans, corraditque rastro(24), componit aceruos(26) furca(25) & conuehit uehibus(27) in fenile(28).
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