La
información sobre los flujos migratorios humanos que se producen en
el mar Mediterráneo en dos direcciones, del sur hacia el norte y de
este a oeste, de las que tenemos noticias no sólo dramáticas sino
trágicas a diario, oculta otra información no menos relevante, de la que carecemos
porque nos privan de ella, de circulación en sentido contrario de
Europa y Norteamérica hacia África y Oriente Medio: la de las
fuerzas militares de la OTAN/NATO y la del armamento que los gobiernos occidentales de dicha alianza, incluido entre ellos el de España, venden a
los países de los que proceden los refugiados, que son las víctimas
de las guerras, población civil principalmente compuesta por mujeres y por niños.
Cuando hablamos de guerras en este ámbito que va desde las columnas de Hércules del Océano Atlántico hasta el Mar Negro por un lado y por otro desde el Golfo Pérsico hasta el Océano Índico nos referimos a las dos guerras de Iraq, las otras dos guerras que destruyeron la vieja Yugoslavia y Libia y, en la actualidad, la guerra que está devastando Siria.
Cuando hablamos de guerras en este ámbito que va desde las columnas de Hércules del Océano Atlántico hasta el Mar Negro por un lado y por otro desde el Golfo Pérsico hasta el Océano Índico nos referimos a las dos guerras de Iraq, las otras dos guerras que destruyeron la vieja Yugoslavia y Libia y, en la actualidad, la guerra que está devastando Siria.
Esta doble circulación de población civil que huye de los desastres de la guerra y del flujo de tropas militares y armamento que las provocan está sembrando el viejo Mare Nostrum de cadáveres humanos.
El Liberty transporta armamento; el Aquarius, salvamento marítimo.
Escribía
Santiago Alba Rico un artículo muy sugerente lleno de refencias clásicas, ya
desde su propio título Nuestra
Antígona, donde denominaba “palinuros” a las víctimas que
han muerto ahogadas en el Mediterráneo en la peligrosa travesía,
recordando al piloto de la nave de Eneas, otro refugiado de guerra
que huyó de la destrucción de Troya por las tropas aliadas de
Agamenón, en busca de mejores costas, y que por la noche cayó al
mar durante la travesía nocturna, consiguió llegar a nado hasta la
costa italiana donde encontró la muerte de manos de unos bandidos: Entre 1993 y 2013 se ahogaron 20.000 palinuros, con sus propios
nombres, cruzando de África a Europa. Sólo en 2016 fueron 5.000. En
2017 fueron 3.000; y 400 en los dos primeros meses de 2018. ¿Cuántos
más yacerán en olvidado abismo, en olvidadiza arena, sin nombre ni
registro? Desde la Segunda Guerra Mundial
nunca había habido en Europa tantos cadáveres insepultos.
Evoca Alba
Rico en un hexámetro de la Eneida de Virgilio, el último del libro V, el naufragio del timonel de la nave de Eneas vencido por el dios del sueño:
nūdus
in ignōtā,
Palinūre,
iacēbis
harēnā: En olvidado arenal yacerás, Palinuro, desnudo.
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