domingo, 24 de junio de 2018

Mare nostrum

La información sobre los flujos migratorios humanos que se producen en el mar Mediterráneo en dos direcciones, del sur hacia el norte y de este a oeste, de las que tenemos noticias no sólo dramáticas sino trágicas a diario, oculta otra información no menos relevante, de la que carecemos porque nos privan de ella, de circulación en sentido contrario de Europa y Norteamérica hacia África y Oriente Medio: la de las fuerzas militares de la OTAN/NATO y la del armamento que los gobiernos occidentales de dicha alianza, incluido entre ellos el de España, venden a los países de los que proceden los refugiados, que son las víctimas de las guerras, población civil principalmente compuesta por mujeres y por niños. 



Cuando hablamos de guerras en este ámbito que va desde las columnas de Hércules del Océano Atlántico hasta el Mar Negro por un lado y por otro desde el Golfo Pérsico hasta el Océano Índico nos referimos a las dos guerras de Iraq, las otras dos guerras que destruyeron la vieja Yugoslavia y Libia y, en la actualidad, la guerra que está devastando Siria. 

Esta doble circulación de población civil que huye de los desastres de la guerra y del flujo de tropas militares y armamento que las provocan está sembrando el viejo Mare Nostrum de cadáveres humanos. 

 
 El Liberty transporta armamento; el Aquarius, salvamento marítimo.

Un collage fotográfico publicado por Il Manifesto refleja gráficamente esta doble circulación y representa la causa y el efecto. Por un lado el navío militar Liberty Pride, que hizo escala en Livorno (Italia) los días 12 y 13 de junio, con un cargamento de armas mensual dirigido a Jordania y Arabia Saudita para las guerras de Siria y Yemen; por otro lado el Aquarius, que entró en el puerto de Valencia el 17 de junio con 106 migrantes a bordo, en el que viajaban mujeres embarazadas y varios menores. 


Escribía Santiago Alba Rico un artículo muy sugerente lleno de refencias clásicas, ya desde su propio título Nuestra Antígona, donde denominaba “palinuros” a las víctimas que han muerto ahogadas en el Mediterráneo en la peligrosa travesía, recordando al piloto de la nave de Eneas, otro refugiado de guerra que huyó de la destrucción de Troya por las tropas aliadas de Agamenón, en busca de mejores costas, y que por la noche cayó al mar durante la travesía nocturna, consiguió llegar a nado hasta la costa italiana donde encontró la muerte de manos de unos bandidos: Entre 1993 y 2013 se ahogaron 20.000 palinuros, con sus propios nombres, cruzando de África a Europa. Sólo en 2016 fueron 5.000. En 2017 fueron 3.000; y 400 en los dos primeros meses de 2018. ¿Cuántos más yacerán en olvidado abismo, en olvidadiza arena, sin nombre ni registro? Desde la Segunda Guerra Mundial nunca había habido en Europa tantos cadáveres insepultos. 

Evoca Alba Rico en un hexámetro de la Eneida de Virgilio, el último del libro V, el naufragio del timonel de la nave de Eneas vencido por el dios del sueño: nūdus in ignōtā, Palinūre, iacēbis harēnā: En olvidado arenal yacerás, Palinuro, desnudo. 

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