Leo en la prensa local
que los estudiantes de 3º de la ESO dispondrán en Cantabria a propuesta de la Consejería de Educación,
Cultura y Deporte de una nueva asignatura a partir del curso 2018-2019: Patrimonio cántabro, cuya denominación propongo que se cambie
inmediatamente enseguida a Patrimoñu cántabru, porque la lengua, nuestra
entrañable lengua madre, que es el cántabru, también es patrimonio cultural, inmaterial pero patrimonio, de Cantabria y también merece una asignación docente, que ya no
correspondería en un cien por cien al Departamento de Geografía e
Historia, como ha decretado la orden del BOC, sino a éste y al de Lengua a
partes iguales, si bien no al Departamento de Lengua Castellana y
Literatura, sino a otro que, proponemos desde aquí, habría que crear urgentemente de idioma
cántabru en todos los centros de Cantabria para potenciar el estudio
de nuestra lengua y cultura, binomio inseparable como la cara y la cruz de una misma moneda, dado que sería conveniente que dicha materia se impartiese, cómo no, en cántabru.
La Consejería va a
permitir (bravo por ella y por quien la regenta) que los estudiantes de tercer curso de la ESO puedan sustituir el estudio
de una segunda lengua extranjera
por una materia del bloque de asignaturas de libre configuración,
que, mira tú por dónde, bien podría ser esta misma de patrimoñu
cántabru, es decir, podrían cambiar el estudio del francés, pongo por caso, por el cunucimientu (aunque tengo mis bien fundadas dudas sobre la
evolución latina de esta palabra, que en
algunos dialectos cántabros occidentales se dice cuñucimientu y aun coñocimientu, quizá
por influencia asturleonesa) del idioma cántabru y del nuesu patrimoñu arqueológicu, históricu y
geográficu. Todo un éxitu educativu de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte.
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