viernes, 23 de marzo de 2018

Feliz quien como Ulises...

Heureux qui, comme Ulysse... Así comienza uno de los sonetos más famosos de la literatura francesa, debido a la pluma de Joachim du Bellay, el númro 31 de Les Regrets, que contiene dos alusiones clásicas a Ulises y a Jasón el argonauta, prototipos del viajero universal. Su autor, en pleno siglo XVI, se adelantó de alguna manera al romanticismo y favoreció el spleen de Baudelaire con su melancolía y su nostalgia trescientos años antes de que el poeta maldito nos regalara sus impagables Flores del Mal.

Heureux qui, comme Ulysse, a fait un beau voyage,
Ou comme cestuy-là qui conquit la toison,
Et puis est retourné, plein d'usage et raison,
Vivre entre ses parents le reste de son âge !

Quand reverrai-je, hélas, de mon petit village
Fumer la cheminée, et en quelle saison
Reverrai-je le clos de ma pauvre maison,
Qui m'est une province, et beaucoup davantage ?

Plus me plaît le séjour qu'ont bâti mes aïeux,
Que des palais Romains le front audacieux,
Plus que le marbre dur me plaît l'ardoise fine :

Plus mon Loire gaulois, que le Tibre latin,
Plus mon petit Liré, que le mont Palatin,
Et plus que l'air marin la douceur angevine.



El cantante francés Ridan ha puesto música al soneto de Du Bellay, al que ha añadido algunas estrofas de su cosecha sobre la aventura de las sirenas de Ulises. Así suena. Espero que os guste el vídeo, que tanto musical como visualmente resulta muy atractivo.


Y he aquí la versión que hace todo un clásico de la chanson francesa, el maestro,  Georges Brassens, chapeau!, que convierte el poema en un canto a la libertad y a su Provenza y su Camargue natales.


Y he aquí la traducción que me atrevo a dar de dicho soneto, en alejandrinos y con rima consonante: ABBA ABBA CCD EED, respetando el ritmo yámbico del original:

Feliz quien,  como Ulises,  tras larga travesía,
o como el otro aquel que conquistó el vellón (1),
ha regresado luego, con mundo y reflexión,
a casa de sus padres hasta su último día.

¿Cuándo volveré a ver, ay, de la aldea mía
ahumar la chimenea, y, cuándo, a la sazón,
veré otra vez el huerto de mi humilde mansión,
que es para mí mi reino, y es aun más todavía?

Me gusta más el techo que alzaron mis abuelos
que el frente de un palacio romano de altos vuelos,
y más que el mármol duro la pizarrilla fina.

Amo mi Loira galo más que el Tíber latino,
más mi Liré(2) modesto, que el monte Palatino,
más que brisa del mar la dulzura angevina (3).


NOTA BENE: 
1) Alusión al argonauta Jasón que con la ayuda de Medea conquistó el toisón, vellón o vellocino de oro.
2) Nombre de la localidad natal de du Bellay, una pequeña población del departamento de Maine-et-Loire, en la región de Pays de la Loire en Francia.
3) angevina: gentilicio de la localidad francesa de Angers, la antigua capital de Anjou, en el mismo departamento y región que Liré. La  "douceur angevine", que traducimos literalmente como "dulzura angevina", es una expresión nostálgica y melancólica relativa a la vida del campo y a la patria chica que añora el poeta cuando se hallaba en Roma en misión diplomática. Estamos, en realidad, ante el tema literario horaciano del Beatus ille.   La susodicha expresión  recoge un tópico relativo a Francia que ya aparecía en La Chanson de Roland: la douce France, la dulce Francia, que él sustituye por la dulce Angers.  

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